lunes, mayo 02, 2016

DISFORIA






DISFORIA David Jasso

David Jasso es un autor muy peculiar,  es un amante del género de terror -fue uno de los fundadores de la asociación española de escritores de terror NOCTE- pero sus novelas no se pueden considerar estereotipos clásicos del género. Y no son clásicas porque sus personajes, pese a que puedan vivir circunstancias terroríficas, no comparten con otros los clichés del género. Sus historias son mucho más terroríficas que las  habituales en las que aparecen “monstruos” más o menos predeterminados  y predecibles en sus comportamientos.  Incluso cuando aparecen monstruos reales, entiéndase por monstruo un personaje diferente a los humanos, éstos son diferentes, caso del protagonista de Feral.
 Siempre que se lee una novela de Jasso es casi imposible que no te sorprenda con alguna historia totalmente diferente a lo leído hasta ahora. Bien es cierto que el estilo del autor se basa en una premisa que subyace en todas sus novelas: el comportamiento psicológico de todos sus protagonistas con la situación creada y su comportamiento y reacciones ante los hechos. En esto es un muy eficiente descriptor del pensamiento de sus personajes. Es capaz de contarnos a las mil maravillas que sienten y como estos sentimientos se reflejan en emprender acciones, o no hacerlas. Sus diálogos internos son modelo de sencillez y habilidad. Dudo mucho que en caso de estar sometida a presión una determinada persona piense en metáforas y en bellezas lingüísticas. He de suponer que su pensamiento es más directo y desde luego en este tipo de descripciones internas el autor es más que realista.
Disforia, además de ser una palabra que significa lo contrario a euforia, es una novela compleja, con varios posibles niveles de lectura. Particularmente me ha parecido muy interesante el desarrollo de una distopía urbana muy realista y esperemos que no profética. El derrumbe de la sociedad tal y como la conocemos es llevada a un extremo, aunque yo diría que no tanto, en el que las cosas están mucho peor y siguen empeorando. No conocemos demasiado de lo que ha ocurrido, pero si se nos muestran sus consecuencias: una sociedad en la que casi han desaparecido la clase media y prácticamente sólo existen los pobres y los mega ricos. Pero sobre todo esa sociedad es profundamente triste y desesperanzada. Parece una yustxtaposición de nuestra actualidad que se convierte en una mirada en el espejo del abismo en el que parece que estamos cayendo -haciendo un excurso, he de decir que a pesimista no me gana Jasso ni en sus mejores obras-.
En este marco distópico y abrumador, se encaja una historia de pocos personajes, casi teatral que, por una parte habla de la supervivencia y de la relaciones paterno filiales que,  en el caso de la protección de la progenie, son capaces de enfrentarse y hacer casi cualquier cosa. Con sólo cuatro personajes principales, una madre y su hija y un padre y su hijo, la teatralidad de la obra es indudable incluso en su desarrollo técnico al constar principalmente de dos escenarios y por tanto dos actos. El escenario es intimista y planificado para crear una atmósfera de opresión y desasosiego plenamente lograda. El lector vive la angustia a través de la madre atrapada con su casi bebé y que parece que no tiene opción para remediar su estado. Pero en la segunda parte resulta muy curioso comprobar cómo se giran las tornas y empatizamos en cierta medida con el agresor que provoca ese gran sufrimiento. Naturalmente las cosas no seguirán estáticas pro mucho tiempo y volveremos a ese ominoso y opresivo argumento, esta vez mucho mas claustrofóbico pues pasamos de una casa a un vehículo.
No debo contar nada del argumento para que ustedes se introduzcan directamente en la historia. Hay muchas ideas interesantes en la obra, pero yo destacaría entre todas la idea de las plazas del suicidio llamadas plazas de la Ida, unos lugares donde los ciudadanos deciden quitarse la vida por distintos métodos, permitidas y aún auspiciadas por el estado. Estos suicidios son seguidos con gran regocijo pro otros ciudadanos que aplauden y jalean las acciones. Es la telegenia del reality nigth show llevada a sus extremos. Y, oigan, no me parece nada descabellado al ritmo que evolucionamos a peor.
Si quieren disfrutar, dentro de lo que cabe pues no es una novela ligera, de una lectura insólita y aterradora, Disforia es su novela. Yo de ustedes no me la perdería.

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