miércoles, febrero 28, 2007

Juglar

Juglar

Rafael Marín
Editorial Minotauro 2006
ISBN: 844507587X-9788445075876
288 páginas
Tapa dura
18,50 €











El juglar Estebanillo de Sopetrán cruza el cerco moro de Valencia para acudir al lecho de muerte de El Cid. Lo velan ya su esposa Ximena y los capitanes de su ejército. Estebanillo realiza un hechizo que devuelve la vida al Conquistador pero sólo durante 24 horas. Rodrigo Díaz de Vivar sale como un zombi a librar la última batalla.

Juglar recoge las desventuras de Esteban, huérfano, criado por las monjas en un convento y fascinado por el mundo de la magia. El azar llevará a Estebanillo a vagar por los caminos como un truhán y a participar de los acontecimientos históricos del siglo XI. Desde pequeño Estebanillo ha tenido contacto con la magia y será ésta la que lo salvará en múltiples ocasiones pero también la que irá cosiendo su destino.

¿Qué ocurre cuando se bucea en las tradiciones y leyendas del rico folclore español y con una inteligente, y sólida, lógica se trasforman en otras leyendas relacionadas con lo fantástico? ¿Y si hubiera una explicación, fantástica eso sí, a la victoria de Mio Cid en Valencia después de muerto? ¿Y si Doña Ximena, con el físico de Sophia Loren por supuesto, fuera algo mas que una desconsolada viuda? Si unimos todas estas preguntas el resultado es Juglar, la última novela publicada del autor gaditano Rafael Marín.

No es necesario hacer una glosa de la virtudes del autor, un todo-terreno (ensayista, novelista, conferenciante o comiquero ) y uno de los valores mas sólidos del panorama literario español, porque pueden ustedes leer en este mismo número una larga entrevista con él en la que desvela algunas de sus claves literarias. Sin embargo si que habría que destacar que Marín se bate perfectamente en lo que denominaríamos “fantasía medieval”. Ya había experimentado algo similar con la aún no publicada Guerrero en la que se estrenaba en este tipo de marco de referencias.

Juglar es la historia de Estebanillo, un huérfano acogido por monjes y que vivirá grandes momentos históricos al amparo de Mio Cid. Su relación con el héroe será de adoración y reverencia y, sin embargo, sus diversos encuentros lo largo de la historia se verán rodeados de tremendas desgracias.

Nuestro protagonista es una mezcla de pícaro del siglo de otro, sería un antecedente de éstos, aventurero y anti-héroe. Su origen y sus primeros años en el monasterio nos hace recordar al de Marcelino pan y vino y sus hazañas posteriores no desmerecerían las de El lazarillo de Tormes, incluso en un sutil humor que se desliza por toda la novela.

Lo que más interesa de la novela es el carácter perdedor del protagonista. Como ya contaba antes es un prototipo del anti-héroe superviviente. Sus características no son las propias de un héroe de acción aunque sabe emplearse a fondo si es necesario. En realidad se trata de un superviviente cobarde que es capaz de traicionar a todos con tal de continuar viviendo.

El componente fantástico está presente en cada una de las líneas de la novela. Es muy ilustrativo e interesante observar cómo el protagonista bebe de las fuentes de las tres culturas existentes en la época en España: la árabe, la cristiana y la judía. Y si bien la “magia”, omnipresente, es parecida en cada una de estas religiones, sus ritos y sus efectos son diferentes. Mezcladas con gran maestría, Marín desarrolla un mundo en el que la magia coexiste con Reyes, nobles y héroes reales. Esta impregnación en la magia produce los mas interesantes pasajes de la novela, particularmente una irreal batalla entre Bellido Dolfos y Mio Cid durante el sitio de Zamora. Una increíble distorsión de la historia real que, si se piensa bien y a la luz del universo creado, no podría desarrollarse de otra manera.

Como toda buena novela histórica que se precie, los personajes reales interaccionan de manera natural con los inventados, generando una mezcla que humaniza a los personajes ficticios y acerca a los históricos al lector. La ambientación es fundamental para que el lector se sienta a gusto con la historia ya que los anacronismos resultan siempre peligrosos para la obra, -Cabo Trafalgar es un ejemplo de anacronismos absurdos-. Marín ha cuidado el rigor histórico, dentro de lo que cabe, y lo que ofrece no se muestra al lector como un absurdo sino como un fresco de la sociedad del siglo XI. El esfuerzo de documentación parece haber dado sus frutos.

Si la novela pudiera adolecer de algo ese algo sería su final que queda demasiado abierto. Si bien la historia puede darse perfectamente por cerrada, Marín deja un resquicio para poder retomar el personaje en un futuro si fuera necesario. Sería tal vez, interesante vera a Estebanillo en otro escenario histórico. A fin de cuentas la magia es muy poderosa.

La novela, que ahora se presenta en las librerías, fue finalista, en reñida competencia, del premio Minotauro de Novela 2005 y ahora ve la luz en la misma editorial que convocó el premio. Esto puede dar una idea de que este libro merece la pena.

© Alfonso Merelo 2006 Publicado originalmente en Tierras de Acero MGZ nº 4

domingo, febrero 18, 2007

ACIDO SULFURICO

Ácido sulfúrico

Amélie Nothomb

Editorial: Anagrama

Traductor: Sergi Pàmies

Colección: Panorama de narrativas (Num. 658)

Fecha de edición: enero de 2007

Encuadernacion: Rústica

Tamaño: 22 x 14 cm.

166 páginas

ISBN: 978-84-339-7121-0

El último grito en programas televisivos de entretenimiento se llama «Concentración». Por las calles de París se recluta a los participantes de este reality show, que serán trasladados al plató en vagones precintados como los que trasportaban a los judíos durante el exterminio nazi y, después, internados en un campo. Ante las cámaras de televisión, los prisioneros son golpeados y humillados. El clímax llega cada semana, cuando los telespectadores ejercen el televoto: desde sus casas pueden eliminar-ejecutar a uno de los participantes. Pannonique, una estudiante de gran belleza, es reclutada. Zdena, una mujer sin empleo, se enamora de ella. Una pareja fatal: la víctima y el verdugo. Cuando la audiencia tiene que votar sale a la luz el sadismo inconsciente del público que deplora el horror pero es incapaz de perderse una entrega. Una historia que sirve como crítica de un mundo brutal y crudo de hipocresía biempensante: un mundo en el que incluso la denuncia del sistema pertenece al sistema.

Amélie Nothomb es una reconocida autora belga de la que se dice que es capaz de escribir una novela al año. Desde luego si es por el tamaño no es de extrañar pues Ácido Sulfúrico tiene 165 páginas con una tamaño tipográfico mas que generoso. Así la novela se convierte en novelette o en novela corta. Y es de agradecer que la extensión no sea demasiado exigente pues para las escasas ideas que se exponen en la misma son suficientes esas páginas.

La historia habla de un concurso televisivo, un Gran Hermano “a lo bestia”, en el que los concursantes están allí para ser masacrados en un campo de concentración.

La idea puede ser considerada original, sin embargo ya hemos visto ejemplos en otros relatos, casualmente pertenecientes al género de la ciencia ficción, aunque `podemos considerar que estamos ante un libro de ciencia ficción, pues la sociología es ciencia mientras que no se demuestre lo contrario.

La novela intenta ser metáfora de la barbarie de la televisión. Nada peor que ir mas allá para sacudir conciencias que mostrar la barbarie de ejecuciones en directo. Sin embargo, si como advertencia podría funcionara, fracasa lamentablemente en varios de los postulados que desarrolla.

De momento no se explica cómo cualquier estado puede permitir que a unos ciudadanos cualquiera, capturados al azar, se les pueda recluir para participar en semejante programa. Mi suspensión de incredulidad se desvanece cuando todo pasa por mera casualidad. ¿Por qué? No se sabe. No se explica y ese defecto empieza a lastrar la narrativa. Pero yendo mas allá observamos que los protagonistas se salvan, en la figura de Pannonique, mediante un burdo artificio amoroso de lo más demagógico.

Es de suponer que la pretensión de la autora consiste en demostrar la inhumanidad de los programas de televisión que se dedican a injerirse en las vidas ajenas. Lo malo es que se fracasa en reflejar los sentimientos de esos personajes atrapados en un programa que los va asesinando. Apenas unos esbozos de motivaciones y actos son los que se muestran. Y dada la endeblez de la trama y el poco cuidado ambiente en los que se ven envueltos los personajes, me temo que la novela es insuficiente a todas luces.

Al menos es corta. En dos horas y media, duración del trayecto AVE Sevilla-Madrid, se despacha sin problemas, y después se olvida.

© Alfonso Merelo 2007

lunes, febrero 05, 2007

El Librero de la Atlántida


El Librero de la Atlántida
Manuel Pimentel
Editorial Almuzará
I.S.B.N: 84-96710-02-5
400 páginas
Cartoné • 16 x 24 cm
PVP: 21 €



Con el hallazgo de unos restos arqueológicos durante la construcción de una urbanización de lujo en Sanlúcar de Barrameda, arranca esta fascinante novela que le seducirá desde sus primeras líneas. Alejandro, un tímido librero de Cádiz, sólo tiene por amigo a un viejo marinero, el Corcho, que cuenta leyendas de antiguas ciudades sumergidas mientras bebe en las tabernas de la Caleta gaditana. Un estudio científico, que asegura que se avecina una nueva glaciación y que desmonta la común creencia del calentamiento global, modifica los planes de expansión de una importante empresa constructora, desatando una guerra por acumular suelo. Mientras, la naturaleza parece encolerizada con los hombres que la golpean. Y, como telón de fondo, el mito de la más grande, poderosa y mágica de todas las civilizaciones. El librero de la Atlántida es una novela sorprendente, ágil y hermosa, que removerá sus más profundas inquietudes y reavivará sus intuiciones más primitivas y atávicas.

La novela narra la odisea de un apocado licenciado en historia que trabaja en una librería gaditana de librero de "segunda". Su amistad con un viejo marinero llamado el Corcho le hace adquirir una profunda atracción hacia las historias de los atlantes y del mítico continente o isla perdida. En plena euforia y auge del catastrofismo milenarista, Manuel Pimentel se apunta al carro y nos muestra su versión, o una versión, de lo que venimos a denominar “Cambio Climático”.

Ya el ex - ministro había hecho una incursión en el mundo de la fantasía y el tecnotrhiller en su novela Peña Laja. Este particular subgénero, el fantástico, ha calado hondo en el autor ya que en ésta, su mas reciente publicación, somete al lector a una inmersión en los mundos perdidos de la Atlántida.

Y es que desde que Platón tuviera la (mala) idea de incluir en sus diálogos referencias a una supuesta ciudad, o continente, mítico y primigenio mucho se ha escrito acerca de él. En esta ocasión la narrativa se separa en dos partes muy diferenciadas: una serie de reflexiones, escritas en primera persona, de atlantes supervivientes al cataclismo –dos sacerdotes una sacerdotisa y algún que otro personaje mas- y la narración contemporánea de las aventuras de un plantel coral de personajes.

Escrita técnicamente en forma de bestseller, aunque hay que reconocer que por encima de la media, Pimentel da forma a una aventura que une las teorías del cambio climático mas en boga, con la destrucción de la Atlántida creando un paralelaje entre la situación actual del medio ambiente y la que le pudo ocurrir a la tierra mítica altlanteana. Como ficción funciona bastante bien y la exposición temática que se hace de las diferentes corrientes catastrofistas son un interesante recorrido por las diferentes posibilidades que se contemplan actualmente.

Donde fracasa la novela es en la credibilidad de los personajes y en algunas insuficientes ambientaciones, sobre todo en lo tocante a Cádiz (desconozco los parajes sanluqueños). Los personajes se comportan de manera errática. Son estereotipos que no tiene mayor atractivo que el servir de meras comparsas para la trama. Bien es cierto que en el contexto, éstos se manejan como si la predestinación se apoderara de ellos, pero aún así están descritos demasiado superficialmente para que tengamos una mínima empatía hacia ellos -no puedo dejar de comparar al Corcho con el temible Chanquete-, y es que al lector realmente le importa poco si lo que les ocurre es cierto, les afecta personalmente o sencillamente desaparecen. Curiosamente es mucho mas interesante la trama que describe, mediante insertos diferenciados por la cursiva, el imaginario mundo de los últimos atlantes (no teman que no desvelo el argumento puesto que comienza en las primeras páginas del texto). Por otra parte la extraña conjura, paranoica y digna de expediente X, no se sostiene en demasía puesto que la explicación del comportamiento de las extrañas sectas que actúan no se produce con la suficiente convicción, quedando como meras aventuras similares a las del Si-Fan de Fu Manchú.

Resumiendo se puede considerar a El librero de la Atlántida, una novela con ideas ingenuas que se han visto antes en otras obras, de ágil lectura y construcción interesante, pese a no ser novedosa, y que no cansa aunque deja un regusto de potencial desperdiciado.

Algo es algo.

©Alfonso Merelo 2007