lunes, agosto 03, 2015

LITERATURA FANTÁSTICA ESPAÑOLA





Desde que empecé las  actividades en estas páginas, esta columna ha estado dedicada a destacar alguna novedad que a este lector compulsivo le hubiera parecido interesante. Sin embargo por una vez no voy a recomendar ningún libro en particular.  Esta vez, y sin que sirva de precedente, voy a intentar hilar un discurso mínimamente coherente en defensa de la literatura fantástica española.

Esta propuesta surge a raíz de una discusión habida en las IX Jornadas de Literatura Fantástica de Dos Hermanas, en la que un asistente opinó que la literatura fantástica española no estaba a la altura de otras literaturas, concretamente la anglosajona, ya que él leía sólo en inglés. La verdad es que hubo opiniones encontradas y, entre otras cosas, se dijo que si sólo leía en inglés ¿Cómo es posible que pudiera comparar con literatura española si no la accedía a ella? Pero, dejando a un lado estas interesantes diatribas entre asistentes hay que reconocer que la frase del interviniente da pie para hacer una reflexión que, genéricamente, sería: ¿La literatura fantástica española es homologable a la de cualquier otro país?
Mantengo la tesis, desde siempre, que los buenos autores de género españoles son tan buenos como sus homólogos extranjeros. Naturalmente la Revelación Sturgeon dice que “el noventa por ciento de todo es basura", aunque en otras traducciones se prefiere usar un término mas escatológico en lugar de basura, por lo que podemos colegir que la mayoría de lo que se escribe no llega a unos mínimos estándares.  En ese caso ¿qué es lo que hace que la frase “lo de fuera es mejor” cobre sentido, si es que lo tuviera? Sencillamente que lo que nos llega desde otros países, y centrándonos en la literatura fantástica, es lo mejor de esa producción. Los editores españoles, que no son tontos, tratan de ofrecer un producto que sea comercial, esto es que se venda. Por tanto ese producto ya bien filtrado en origen. Sólo se adquieren los derechos de aquello que ha funcionado en ventas en el país de procedencia. En España se editan, en nuestra proporción, tantos buenos y malos relatos como en cualquier otro lugar, pero aquí sólo vienen filtrados por el propio editor, o a veces ni eso con las autoediciones, y por consiguiente la probabilidad de encontrar literatura mediocre es mucho más certera. 

Otro factor a tener en cuenta es la propensión de este país a menospreciar lo que es suyo. Nuestro complejo de inferioridad es realmente un hándicap que deberíamos desechar lo más rápidamente posible. Nuestros escritores son tan buenos o malos como cualquiera del resto del mundo. Este lector recibe textos todos los meses que son buenos, malos y peores, y naturalmente utilizo un filtro, personal, para ofrecerles a ustedes lo que yo considero razonablemente aceptable para ser leído. Por eso puedo afirmar que desde mi punto de vista, de lectura más bien, disfruto mucho de la literatura escrita por mis paisanos. Es diferente a la anglosajona –que es la más conocida aquí- , sobre todo en el terreno de la ciencia ficción, pero en ningún modo inferior a ésta. Además, resulta muy curioso, e interesante, leer fantasía con rasgos propios. Sin embargo tengo que reconocer que no comprendo bien por qué los  autores españoles no usan nuestros iconos patrios procedentes de nuestras tradiciones. Prácticamente en ningún texto he visto utilizar a La Santa Compaña, a las sorgiñas, a las meigas, a los lobisomes, al hombre del saco, el Coco o al Sacamantecas, todos muy reconocibles y que podrían encajar perfectamente en nuestro imaginario fantástico. Tal vez se trate de que en nuestra literatura el fantástico se abandonó en el siglo XX a favor del realismo, y por consiguiente nuestros autores actuales solo tienen referentes foráneos. 

En cualquier caso, mantengo mi tesis de origen. No menospreciemos lo nuestro. Démosle una oportunidad. El fantástico está de moda y el fantástico español en auge, basta con ver el número de publicaciones siempre en aumento. Los que amamos el género no podemos permitirnos no leer a nuestros autores porque nos estaremos perdiendo una visión muy válida del fantástico. 

Lean ustedes a nuestros autores,  les reportarán muchas satisfacciones.