martes, abril 28, 2020

REFLEXIONES SOBRE EL CINE DESPUES DE LA PANDEMIA.




De todos es conocido mi afición por el cine, del que soy ferviente admirador y usuario. Mi trayectoria como comentarista de cine se ha desarrollado en la radio y en la televisión donde he colaborado, y lo sigo haciendo, en diversos programas dedicados al séptimo arte. Por todo ello estoy profundamente preocupado por lo que pueda ocurrir a esta industria del entretenimiento.

Estamos sufriendo la peor alarma sanitaria del siglo XXI que no tiene parangón en ninguna otra que yo haya conocido en España. Porque es claro que pandemias ha habido y las han sufrido continuamente los países menos desarrollados del mundo. Lo que ocurría es que como estaba lejos, y era cosa de pobres, no nos suponía ningún problema mas allá de sentir lástima por los pobrecitos que se morían en África. Pero esta vez nos ha pasado a nosotros, nos ha afectado y de que manera. En los países desarrollados el virus ha caído como una puñalada. Nos creíamos intocables, con nuestros servicios sanitarios de alto nivel, nuestras economías punteras, nuestra tecnología y nuestra superioridad económica. Todo esto ha caído de un plumazo. No estábamos preparados y nos ha cogido de sopetón una epidemia que ha desmantelado, no sólo familias y amigos con los desgraciados fallecimientos, sino también las maneras y modos de comportamiento social. Y, naturalmente, ha desmantelado la economía. Paro, despidos, hundimiento de empresas, bajada del PIB en picado y disminución masiva del consumo. Y, cuando esta primera oleada pase y se acaben las infecciones, habrá que adaptarse a unas normas y pautas de comportamiento social muy diferentes y con muchas restricciones, al menos por un tiempo y en tanto en cuanto no exista una solución médica viable, ya sea en forma de vacuna o de antivirales efectivos.

Como ya apuntaba antes la economía se va a ver muy trastocada, de hecho ya lo está siendo. Y el cine, y por ende la cultura en general, dado que es también industria, ya se ha visto afectado muy profundamente. El cine no es sólo la película que vemos en las salas o en la pantalla de televisión. El cine es una industria que genera un buen porcentaje del PIB en España (la cultura en general supone un PIB del 3% en este país). Durante esta pandemia se han paralizado las exhibiciones de películas en cine, los rodajes, los doblajes... con lo que eso conlleva de dejar en paro, al menos temporalmente, a todos los trabajadores que viven directa, o indirectamente, del cine.

Los “cómicos”, esos que tanto han sido denostados por ciertos tipos tildándolos de parásitos y de subvencionados, han rendido un gran servicio a todos y en todos los lugares desarrollados. Durante esta reclusión hemos recurrido a sus servicios para distraernos las horas muertas en casa. Cientos de películas y series han sido el pan nuestro de cada día. Hemos consumido mas audiovisuales que nunca, nuestros hijos han podido ver un desahogo en esas películas que les hacen distraerse en este cambio de vida y rutinas. Hay que agradecer a esta industria por haber posibilitado la evasión durante un rato de la terrible realidad infectada de noticias alarmantes y tristes. Lamentablemente esta evasión, como casi todo, sólo la podemos disfrutar algunos afortunados que tenemos la opción de poder acceder a sistemas de trasmisión de datos sofisticados y que tienen un coste que mas de la mitad de la humanidad no se pueden permitir.

El problema principal que tiene el cine en este momento consta de dos vertientes: la imposibilidad de acceder a las salas de proyección y la paralización de cualquier rodaje en todo el mundo. Dado que la infección es global, no se puede recurrir a producciones cinematográficas de otros lugares porque estas tampoco se están haciendo. Las plataformas de streaming son una solución muy temporal para la distribución. Si, se pueden estrenar películas allí, pero en cuanto se acabe el catálogo de estrenos no habrá posibilidad de aportar mas material ya que la producción estará parada un tiempo.

La pregunta es, una vez que se pueda reanudar la vida cotidiana en cierta medida ¿como afectará esto al cine (teatro, competiciones masivas...) si hay que mantener unas estrictas normas de distancia social? ¿Una sala de cine puede ser rentable utilizando un tercio de su capacidad? ¿La producción de una película es rentable si sólo obtiene de entrada un tercio de la recaudación? ¿Se pueden hacer rodajes manteniendo la distancia social? La respuesta a las tres preguntas anteriores es un rotundo no.

Es posible que en unos meses estén disponibles antivirales que puedan paliar, en parte, la infección, pero aún así pasará mucho tiempo hasta que la situación se normalice. La vacuna puede que esté a un año vista, lo que resulta muy inquietante. ¿Cuantas salas podrán mantener su actividad dentro de un año? ¿Que inversiones se requerirán para acondicionar las salas después del parón? Mucho dinero, me temo. Es de suponer que los gobiernos del mundo estén ya pensando en planes económicos de contingencia para todas las industrias que tienen que paralizar su actividad durante un largo periodo, y es de esperar que la industria cultural no que quede al margen de estas inversiones. Porque necesitamos de la cultura para sobrevivir, mejor dicho para vivir. Es imprescindible que exista una visión de futuro para la producción cultural. No me compete a mi dar soluciones, pero si puedo pedir, e incluso exigir, que se encuentren fórmulas para que la cultura renazca, aunque sea de otra manera.

Las alternativas a este parón son escasas y la solución no puede centrarse únicamente en la televisión o en las redes de comunicación. Sobre todo porque estamos cargando con una flujo de datos a los sistemas para el que no estaban preparados. Aunque esto se podrá corregir con el tiempo. Al respecto de eludir la inexistente producción nueva, ha habido un experimento en RTVE con una serie titulada “Crónicas del confinamiento” que se ha realizado por medio de grabaciones en diversas casas de actores. Se da la curiosidad de que todas las parejas que intervienen son parejas reales de actores, a la que se incorporan algunos actores en solitario. La interacción física es como máximo de dos personas, el resto se produce mediante la ficción de las videoconferencias. Esto, que como experimento resulta interesante, es inviable de aplicar a gran escala dada la imposibilidad de interacción personal entre los actores. La solución, que funciona como parche momentáneo, es inviable para otros tipos de producciones. Estamos, casi, en una producción de aficionados. ¿Los escenarios y los actores digitales serían entonces una solución? Pues de momento la tecnología no lo permite, pero no sabemos que pasará en el futuro, aunque desde mi punto de vista esta tecnología sería una atrocidad al eliminar a los actores y actrices. En este sentido recomiendo leer la novela Remake de Connie Wilis, que aporta una visión muy curiosa sobre el Hollywood del futuro.

Es muy probable que dentro de un tiempo mas o menos largo, varios meses sin duda, podamos retomar una vida mas o menos “normal”. Me pregunto si cuando hayamos retomado esta “normalidad” quedará mucho de lo que ahora tenemos por natural. Desde luego temo que desaparezcan multitud de salas de exhibición que no podrán aguantar este impass y, dado que la producción estará detenida, soportaremos un déficit de productos nuevos durante un tiempo prolongado. Tal vez, si son inteligentes, las producciones ya terminadas deberían estrenarse espaciadas en el tiempo y permanecer mucho mas tiempo en pantalla. El hiperconsumo de productos en su mayoría mediocres debería detenerse al menos un tiempo.

La industria cultural ha de ser protegida con fondos públicos, al igual que se va a hacer con otros sectores productivos. La cultura no es un subproducto que no es importante; lo es y mucho. Esta reclusión lo ha demostrado con creces. Para nuestra cordura los eventos culturales son imprescindibles y si estos son eliminados de un plumazo por la crisis que se nos viene encima, estaremos destruyendo lo que nos caracteriza a los humanos: el imaginar, el soñar y el pensar libremente. Es imprescindible que se hagan inversiones publicas en esta industria para que, después de un tiempo, se pueda comenzar la reconstrucción aunque sea de forma diferente a la que hemos conocido.



Cádiz a 28 de mayo de 2020 en el día 45 de reclusión.

Recién terminado de escribir este artículo, el gobierno ha dado a conocer un plan de desescalada par ejecutar en cuatro fases. Con respecto al cine se especifica que podrán funcionar, con entradas numeradas y a un tercio de su capacidad. Por lo visto coincide con lo que yo habñia supuesto. Y la preguntas sigue siendo la misma ¿será viable una sala de cine a un tercio de su capacidad? Puede ser que si, ya que llenos no se dan todos los días ni en todas las películas. Esperemos lo mejor.