martes, mayo 21, 2013

LA CHICA MECÁNICA


LA CHICA MECÁNICA
Paolo Bacigalupi
Nº de páginas 535
PVP 21,90 €
ISBN:

Paolo Bacigalupi es un autor desconocido, hasta ahora, en España. Es más, es un autor que comienza su andadura en la ciencia ficción no hace demasiado tiempo, unos cinco años,  en los USA.  En este corto periodo de tiempo se ha ganado ya una sólida reputación y ha cosechado el favor de los lectores y de los críticos. Ha ganado en este intervalo los premios Hugo, Nébula, Compton Crook, Theodore Sturgeon y Michael L. Printz entre otros. Un increíble palmarés que lo coloca entre las grandes plumas de la literatura de ciencia ficción. El libro que hoy presentamos ha ganado los premios Nebula y Hugo, si bien este último premio ha sido compartido con China Mieville y su novela The City&The City.

Bacigalupi presenta de la mano de Plaza&Janés su primera novela en España titulada “La chica mecánica”, originalmente The Windup Girl –quizá mas aproximadamente La chica a cuerda, o de cuerda-. Se llega a afirmar, en la promoción de la novela, que es la mejor novela de ciencia ficción de los últimos 10 años, afirmación esta que puede resultar muy exagerada pero que refleja bastante bien el clima y las expectativas que ha levantado este autor entre críticos y aficionados.

Bacigalupi nos trasporta a una Tailandia en el siglo XXII, uno de los pocos países asiáticos supervivientes del  que es uno de los pocos supervivientes del terrible holocausto que se ha abatido sobre La Tierra. Esta destrucción ha estado motivada por el cambio climático brutal y la aparición de nuevas epidemias, las más de ellas provocadas, que han diezmado la población. La tecnología, y el nivel de vida, han retrocedido décadas. Los combustibles fósiles ya no existen y se utiliza una curiosa tecnología, la de los resortes, para paliar en parte esta falta de energía. El resto de la energía procede de la tracción animal, incluidos los humanos. La biotecnología, sin embargo, provocadora de la catástrofe, ha avanzado de manera espectacular y existen animales, y humanos, alterados genéticamente, amén de todas las mejoras habidas en los cultivos, que han permitido sobrevivir a parte de la humanidad.

Este es el escenario general que nos muestra el autor; un mundo devastado y que lucha por su supervivencia. Pese a todas las catástrofes provocadas por el capitalismo salvaje, éste permanece intacto e intenta, una vez mas, explotar a los países de su zona de influencia. La crítica a las multinacionales, y a sus directivos, queda de manifiesto al ver su comportamiento al margen de cualquier regla del juego y únicamente preocupadas por la consecución de beneficios a corto plazo. Naturalmente la amoralidad de las prácticas comerciales es total sin que haya el más mínimo atisbo de empatía hacia los consumidores o trabajadores. Es, aproximadamente, lo que vivimos en la actualidad y que tan bien anticiparon Korbluth y Pohl en su nunca suficientemente ponderada “Mercaderes del Espacio”

Varios protagonistas van a contar sus historias paralelas en esa sociedad Tailandesa, cuyo ambiente recuerda mucho al descrito en la estupenda “El año que vivimos peligrosamente”, película de Peter Weir y novela de C.J. Koch., salvando las distancias pues en este último caso la acción trascurría en la Indonesia del dictador Sucarno. Los camisas blancas, pertenecientes al ministerio de medio ambiente, son los encargados de velar por la pureza de los alimentos. Pero el ministerio está enfrentado a otros poderes del reino y las intrigas palaciegas desencadenarán sucesos violentos a los largo del país. En realidad, Bacigalupi, no hace otra cosa que enfrentar al “proteccionismo” con un neoliberalismo salvaje Ninguno de los dos saldrá bien parado del enfrentamiento.

Una de las piezas maestras de la obra es precisamente la chica mMecánica –Emiko- que hace eferencia al título. Emiko no es mas que un producto de ingeniería genética japonesa. Un neoser, cuyas habilidades están muy amplificadas con respecto a los humanos. Fue abandonada por su “amo” en el país y se gana la vida de mala manera en un espectáculo “porno”.  Los neoseres son esclavos, muy cualificados pero esclavos. Se les puede hacer de todo porque, además, tienen condicionado en sus genes la obediencia hacia sus amos. El referente inemdiato son los replicantes de Dick, pero en este caso no tienen esa fecha de caducidad terrible implementada. En verdad ellos son el futuro evolutivo de la humanidad, aunque ésta se resista a aceptarlos y se les considere meros objetos sin “alma”. Pero Emiko es también una metáfora del trabajador actual. Es un identificación con los trabajadores que no tienen futuro, que son marionetas en manos del sistema, obedientes, sumisos y condicionados para aceptar siempre lo que les dictan sus amos. Emiko es el epítome de este comportamiento, aunque es también muy peligrosa cuando se ve acorralada, más de lo que se hubiera pensado, y esto también puede considerarse una metáfora.

Para terminar esta reseña, no hay que olvidar que la ciencia ficción ejerce muchas veces una labor de advertencia o de magnificación de las condiciones sociales. “La Chica Mecánica” es una de esas obras que hacen pensar y reflexionar sobre lo que puede llegar a ocurrir o, mejor dicho, de lo que ya está ocurriendo. Probablemente las cosas no son tan diferentes a las que podemos leer, y podemos extraer muchas conclusiones sobre como deberíamos comportarnos ante los acontecimientos que estamos viviendo. 
Publicado originalmente en la revista ScifiWorld  
© Alfonso Merelo 2011-2013

martes, mayo 07, 2013

JAMES WHALE, EL PADRE DE FRANKENSTEIN


JAMES WHALE, EL PADRE DE FRANKENSTEIN
Juan A. Pedrero Santos
ISBN: 978-84-96235-37-3
Páginas: 288
Precio: 24 EUR

Es de rigor que en esta revista comentemos una de las más interesantes novedades en el terreno del ensayo que ha sido publicada en fechas recientes. Se trata del libro que Juan A. Pedrero Santos ha dedicado a la figura de James Whale. Whale fue el cineasta que “descubrió” para el gran público al Dr. Frankenstein. Han pasado 80 años desde que se estrenara la película de la Universal dedicada al famoso doctor y el icono de la criatura, el monstruo, ha permanecido incólume con la apariencia que le diera Boris Karloff. Así que puede decirse sin género de dudas que Whale fue “el padre de Frankenstein”, lo que coincide con el subtítulo de este libro.

Es lamentable comprobar que en este mundo en que vivimos trascurre todo tan rápido que los estrenos, ya sean cinematográficos o literarios, desaparecen de las pantallas y de las estanterías a tal velocidad que parece que nunca han estado allí. Las cosas se hacen “viejas” en cuestión de semanas y pocos saborean el intenso placer de recuperar antiguos “clásicos” de la literatura o del cine. Y eso es un terrible error, porque es el pasado el que ancla nuestro presente y nos catapulta hacia el futuro. Las generaciones actuales desconocen, en general, lo que otros aportaron en tiempos no tan antiguos y eso les hace creer que sólo lo último es aceptable. Por eso, un libro como el que ha escrito Pedrero Santos resulta de lectura cuasi-obligada para el  cinéfilo, el aficionado al fantástico  o para cualquier  otro lector que quiera profundizar en alguno de los grandes mitos del género creados en la época del Hollywood dorado. La (re)visión rigurosa de estos escenarios a través de la palabra, y de la obra original, hace que lo que la oferta actual de cine se nos antoje ya vista y agotada en la mayoría de las ocasiones.
 
Formalmente este volumen es todo un lujo para la vista. Su realización es impecable –papel, maquetación…- , con un gran aporte de material gráfico que hace muy agradable su lectura. Por fortuna el libro contiene también un excelente estudio de la figura del director que consiguió asustar a las generaciones anteriores. En el comienzo del libro,  Pedrero se concentra en mostrarnos una breve biografía de Whale, enfocada sobre todo en su etapa primeriza como director teatral y sus primeros comienzos en el cine norteamericano de la mano del film “Journey's End”. A partir de ese momento el libro se centra más en la relación técnica del director con sus creaciones cinematográficas.

Cuatro de sus películas de género fantástico son analizadas de forma concienzuda y exhaustiva: El Doctor Frankenstein (1931); El caserón de las sombras (1932), El hombre invisible (1933) y La novia de Frankenstein (1935). De todas ellas conoceremos el entramado de su producción, los problemas de rodaje con los actores y productores y, en una disección casi entomológica, la narración escena a escena de las cuatro películas que hemos nombrado. Pedrero se explaya en la última de ellas -tal vez excesivamente y es de las pocas pegas que puedo reseñar-, sin duda su favorita, para narrarnos todo lo que el filme representa, de manera que es difícil resistirse a un nuevo visionado. Además podremos tener atisbos de los “cotilleos” que generaban todos los “stars” de la época. Sus envidias, sus egos sobrevalorados, sus devaneos y sus pequeñas intrigas “palaciegas”. En la última parte el autor narra de manera mas sucinta el resto de su producción cinematográfica, para terminar con un repaso al final de la vida personal del director, descubriendo otra faceta mas humana ya alejada del estrellato hollywoodense. Sus amores, sus deseos y su final dejan una visión final de lo que fue James Whale en vida. Vivió relativamente bien, aceptándose en una época muy complicada para ser gay,  y murió de manera extraña, pero desde luego nada convencional. El biopic titulado “De dioses y monstruos” puede dar una idea de la vida de Whale.

El libro se devora rápidamente gracias a su gran ritmo y a una estructura adecuada. Y, como es natural, la profusión gráfica alivia al lector que puede tener una visión más que completa de los filmes y del personaje del que hablamos. “James Whale, el padre de Frankenstein” es un buen ejemplo de ensayo en el que se siente la pasión por el personaje, y su obra, por parte del autor. Es, sencillamente, pasión por el cine.