Stonecraft,
Círculo imperfecto es la primera novela de Víctor
Manuel Ánchel, un autor que se ha prodigado muy poco hasta ahora, y que fue
ganador del premio Domingo Santos con un relato titulado Pasión gitana por sangre española. Ánchel es un gran conocedor de
la literatura de terror y especialmente de la vampírica, pero también lo es de
la novela negra. Disponiendo de estos antecedentes no es de extrañar que esta
primera novela sea, fundamentalmente, un hard boiled muy clásico en la forma y
una novela de acción y terror en el fondo.
Resulta realmente
complicado hacer un resumen de la novela sin desvelar nada de la misma, pero lo
intentaré para que no me acusen de destrozar la trama. La historia es narrada
en primera persona por un personaje, detective sin licencia en homenaje tal vez
a un tal Torre, llamado Frank W. Stonecraft que se dedica a la investigación
privada en un extraño New York. Quédense con el nombre porque les puede dar una
pista de por donde van las cosas. Vive en un despacho “infecto”, clásico para
este tipo de situaciones, y, en principio, parece poseer todas las
características de un personaje de los que estamos acostumbrados a ver en el
cine y leer en las novelas. Pero, gozando de estas características, Frank es
muy distinto porque es capaz de ver más allá de lo normal y entrar en un mundo
oculto donde las cosas no son lo que parecen. Además está el hecho de que puede
pasar perfectamente por jugador de la NBA. Es contratado por una vampira que ha
tenido un problema muy peliagudo. Como es lógico, y aquí Ánchel se muestra como
un admirador del clasicismo en la novela negra, esta clienta llevará al
detective a meterse en más problemas de los que hubiera deseado.
La mezcolanza de
géneros está trazada de una manera muy sutil de modo que el lector se ve
inmerso en este mundo oculto, en el que existen realmente los monstruos de
siempre –vampiros, hombres lobo etc. –, y le resulta de una gran coherencia
interna. Ese es uno de los grandes aciertos en el desarrollo de este libro. A
medida que nos vamos haciendo amigos de Frank, a través de él vamos conociendo
los entresijos de este submundo de seres fantásticos. El autor muestra toda su
sapiencia en el tema fantástico dando todo tipo de explicaciones sobre los
mitos a los que pertenecen muchos de los personajes. Para un semi-neófito como
yo en esta extensa mitología “terrorífica” ha resultado de lo más ilustrativo
el pasear por el texto recibiendo esta información desconocida en su mayor
parte.
Frank resulta ser un
personaje atormentado por un pasado que le ha marcado profundamente. Un pasado
que se le reproduce en el presente a través de su clienta. En ese hecho se
centra toda la psicología del personaje, y de la historia, que básicamente
intenta redimirse de un pecado del que en realidad no tuvo culpa. Es, en
definitiva, una reflexión sobre la soledad y si ésta es en ocasiones preferible
a según que compañías. Para conseguir su objetivo Frank no estará sólo y otros
seres no naturales le acompañarán en su cruzada. Cuando lean el libro no dejen
de fijarse en Elías Meth, uno de los personajes mas interesantes, divertido,
procaces y deslenguados que he leído últimamente, sobre todo si tenemos en
cuenta su origen que no pienso desvelarles.
A medida avanza el
desarrollo de la historia, vamos encontrando pequeñas pistas que
completan el mundo sobrenatural, pero también nos vamos introduciendo en el New
York que no conocemos, y que sólo hemos vislumbrado a través del cine. Ánchel
es también, a juzgar por las descripciones pormenorizadas, un enamorado de la
ciudad, y sobre todo de sus “garitos”. Naturalmente, y debido a su profesión,
es un gran conocedor de la música de jazz y se permite ilustrarnos, y
divertirse, con recreaciones de actuaciones imposibles en un garito inexistente.
Reunir a Charles Mingus, Buddy Rich, Art Tatum, Telonius Monk y Dizzy Gillespie
en una jam session es una forma de rendir homenaje a lo que el jazz representa
y, probablemente, a muchos de los músicos que admira el autor.
En
todas estas descripciones detalladas y homenajes es donde puede hallarse lo
poco de reprochable que puede tener esta novela. Parece dirigida a un público
connoisseur que disfrutará profundamente con estas apariciones y otras
referencias a elementos muy conocidos pero que exigen para disfrutarlos
plenamente que el lector esté al tanto de éstas. Si el lector no es un
aficionado al terror, a la ciencia ficción y al género negro, perderá parte de
las riquezas de información que nos proporciona el autor. Pero esto no debería
ser un problema dado que la novela está dirigida a un público que gusta de
estos géneros. En este caso disfrutará al 100% de la misma, mientras que si no
lo es sólo podrá apreciar el 90% y dados los tiempos de literatura caótica que
estamos viviendo eso es mucho mas de lo suficiente.
Para
finalizar esta reflexión, sospecho que el autor se ha reservado algunas tramas
más alrededor de Frank, puesto que el final resulta diferente a lo que yo
esperaba. Mucho mas literario efectivamente, pero desconcertante por lo
abrupto. Pero no teman, todo queda atado y bien atado, y al fin y al cabo el
autor es el que manda y decide. La persistencia
Si se pudiera hacer
una película de Círculo imperfecto, Humprey Bogart hubiera sido el actor
protagonista sin dudarlo un momento, siempre y cuando hubiera al menos medido
dos metros de altura.
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