Nosequé Nosecuántico
Fernando Lobo e Israel Alonso
Quorum Editores
¿Qué tiene que ver el Gran Colisionador de Hadrones (LHC)
con la ciudad de Cádiz y con una tostadora de pan? Esta aparente, sólo
aparente, inverosimilitud es la que pone en marcha el guión de la novela Nosequé Nosecuántico que escriben Fernando Lobo e Israel Alonso.
La propuesta de estos dos autores
gaditanos no es más que un divertimento, una
pechá reí[1], dentro de los
presupuestos más clásicos de la ciencia ficción: el invento que no funciona
bien. Si el LHC ya originó la novela de Robert J. Sawyer Flashforward (Recuerdos del futuro) ahora éste aparato, en
conjunción con la Tostadora Total, produce un
efecto de translocación a nivel mundial.
El resumen sería el siguiente: Michel
Rivers es un suizo empleado de limpieza del HLC en Suiza y Wenceslao Treviño es
un gaditano, inventor chapucero que trabaja en la creación de la mejor
tostadora de la historia. Cuando los dos aparatos se ponen en funcionamiento al
unísono, los dos personajes cambian su ubicación de manera que el gaditano
aparece en Suiza y el suizo en Cádiz, en pleno barrio de la
Viña. Esta interacción causa, además, una
serie de inestabilidades cuánticas que hacen que, con un sonoro ¡PLOF!, las
cosas y las personas se vean trasladadas en el espacio y en el tiempo –por
ejemplo una tortilla de patatas es trasportada al pleistoceno y encontrada como
fósil por una expedición científica-. Cada vez que hay un ¡plof! se lía más el
asunto y hasta un destacamento americano tiene que venir a Cádiz a investigar
lo que ocurre, en una misión que realiza de infiltrado en el Ramón de Carranza
en medio de las brigadas amarillas[2] que
ellos creen que son agentes secretos chinos.
La novela es muy divertida y,
desde luego, sólo pretende que el lector se sonría o se ría de las situaciones
a las que están sometidos los personajes. Que a un suizo al llegar a Cádiz le
guste la música de las chirigotas puede
ser admisible, pero que lo fichen para ser solista para una comparsa ya si que
bordea la ciencia ficción y de la buena.
Para los autores la novela es:
«[…] una
historia entre lo absurdo y lo asombroso La novela busca la evasión y el
divertimento, pero tiene su punto crítico. No nos gusta el humor por el humor,
sino el que sirve para contar cosas. Con esta historia retratamos a la sociedad
gaditana -hay fútbol, Carnaval, gracia...-, pero también criticamos el estado
mundial e, incluso, reflejamos una pequeña moraleja al final».
Nosequé nosecuántico tiene chispas procedentes del cómic o de los
sketches de Muchachada Nui sin
descartar el humor chirigotero de las agrupación carnavalescas de Cádiz. Las
actitudes exageradas y surrealistas de los personajes, científicos del LHC
absolutamente equiparables a los científicos locos de toda la vida, o de las situaciones esperpénticas hacen de
la novela un fresco, cachondo eso sí, de lo que es Cádiz, porque dudo mucho que
la descripción de Ginebra sea siquiera similar en un 5% a la descrita.
El volumen se completa con una
introducción de uno de las grandes plumas del carnaval como es José Guerrero
Roldán, Yuyu para los enterados, y
una serie de dibujos del genial MEL que alegran el texto.
¿Recomendable? Sin duda para los
que quieran pasar un buen rato leyendo las aventuras de un inventor
incompetente. ¡PLOF!
(c) Alfonso Merelo 2012-13
Publicado anteriormente en ScifiWorld
[1] Para
los que no hablen gaditano la traducción sería una barbaridad de reír. Los
autores, con buen tino, ofrecen en notas al pie de página traducciones de las
expresiones gaditanas que usan los personajes.
[2] Las brigadas amarillas es
la denominación de los seguidores más recalcitrantes del Cádiz C.F.
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