Steampunk: antología retrofuturista.
Seleccionador Félix J. Palma.
Félix Palma, nuestro autor de
género fantástico más conocido internacional, ha sido el encargado de compilar
esta más que interesante antología del (sub)género de la ciencia ficción como
es el steampunk, también llamado retrofuturismo. Curioso es observar como el
título contiene la misma definición dos veces, supongo que para aclarar al
lector cual es el contenido de la obra. El steampunk es una corriente
literaria, posteriormente traspasada a otras formas de arte, que suele anclar
sus historias en el siglo XIX, en la época Victoriana para más señas, donde se
han producido enormes avances tecnológicos, todos ellos debido al avance en la
investigación del vapor como fuente de energía. Por tanto encontramos una época
real, con sus condicionantes sociales y poblacionales, pero con una tecnología
avanzada varias décadas a su tiempo. Un choque brutal que es el que desencadena
y es eje de los relatos retrofutursitas.
En España no existen demasiados
autores que se inclinen por el steampunk; el propio Félix Palma es uno de
ellos. Por eso, esta antología viene a llenar un espacio literario hasta ahora
escaso. Curiosamente es una antología que está formada por autores que, en general,
no suelen escribir relatos de género, y menos de éste, a excepción de Somoza,
Santos o Muñoz Rengel. Todos ellos han sabido dar un toque especial a su
interpretación de este mundo victoriano, y he de decir que con una gran
habilidad y calidad. Estos relatos no desmerecen a cualquier otro escrito por
los más avezados autores anglosajones del género. Pese a no ser un género del que he leído en
demasía, puedo afirmar que en la comparación nuestros autores obtienen una
magnífica nota, habiendo relatos que entran dentro de lo excelente.
Doce son los relatos que tenemos
en este volumen, doce los autores y doce los presupuestos, que si bien entran
dentro de las premisas retrofuturistas, solucionados de diferentes e
imaginativas maneras.
Comenzamos con la historia de El arpa eólica, Oscar Esquivias, en la que
se mezclan personajes reales, como un principiante Berlioz, con una trama en la
que el vapor, y la música, son los protagonistas de este homenaje al
Frankenstein de Shelley. El siguiente invitado es Fernando Marías con el
increíble relato Gringo Clint. El
homenaje a Jim West es meridiano, pero también al spaghetti western. El
protagonista es un cyborg pistolero que tiene como misión acabar con el
incipiente movimiento obrero. Una excelente combinación de temas dispares que
encajan como un guante gracias a la buena labor de Marías.
Prisa, José María Merno, nos muestra un extraordinario mundo en el
que la mecánica de los engranajes movidos a tracción humana es la predominante.
Las bicicletas, y todos sus
increíbles derivados, dominan el mundo del trasporte. El vapor está reservado
sólo a los grandes viajes, tren o barco. La irrupción del motor de explosión
trastocará todo este mundo de personas sin prisa. Juan Jacinto Muñoz Rengel, en
London Gardens, escribe el cuento más
clásico de ciencia ficción en el que el primer viaje a Marte trae sorpresas en
su viaje de vuelta. La recreación del ambiente victoriano, el proceder de los
científicos de la época, tomada de los personaje de Wells o Verne, hacen de este
cuento una de las curiosidades mas interesantes del volumen. En Farenheit.com, Andrés Neuman invierte
los papeles en una sociedad cibernética que descubre que el byte y la energía
pueden resultar muy peligrosos si se depende en exceso de ellos. Una metáfora
de nuestra sociedad muy oportuna y bien construida. Fernando Royuela, en Flux, nos trasporta a un mundo
alternativo en el que un experimentado tahúr ha de enfrentarse a un robot
jugador, todo ello en plenas guerras carlistas, en las que el infante don
Carlos lleva las de ganar. El relato recrea aquellos relatos que contaban las
maravillas del autómata “El turco”, un ajedrecista mecánico que maravilló a la
corte austriaca del siglo XVIII (naturalmente era un engaño y el aparato
escondía a una ajedrecista de carne y hueso).
El cuento Dynevor Road, Luis Manuel Ruiz muestra los albores de una cirugía
cerebral, con tintes muy oscuros. Historia triste y con la tecnología
contemplada como una solución muy extrema.
De autómatas es también el relato de Care Santos Aria de la muñeca mecánica. La autora recrea una tradición muy del
siglo XIX, y que en Barcelona aún pervive en el Tibidabo, como es la de la
construcción de autómatas. Pero estos autómatas trascienden a todo lo hecho
anteriormente y son verdaderos androides. Un relato admirable. That
way madness lies es la aportación de José Carlos Somoza, que retoma la
historia de Alicia a través de la fotografía de la época.
Animales y dioses, de Ignacio del Valle, es el relato extraño en
esta antología. Es un excelente trabajo muy bien construido y que hace
reflexionar, pero, me disculpará mi amigo Félix, el incluirlo como steampunk me
parece equivocado; no dejen que esta opinión les guíe a ignorar el relato que
en si mismo es notable al margen de su adscripción. Lapis Infernalis es otra historia relacionada con la fotografía. La
escribe Pilar Vera y cuenta la historia entre un fotógrafo de cadáveres,
profesión muy en auge en el XIX, y la viuda del cadáver. Delirante y muy
Gaiman, según el prologuista y antólogo. Y por último In a glass, Darkly, Marian Womack, trascurre en La Vieja Ciudad, un
Cádiz muy reconocible aunque nunca nombrado. Un Cádiz victoriano con globos en
sus cielos, autómatas y hombres voladores.
La antología no tiene
desperdicio. Es una de las mejores editadas en 2012; y sí, esta es mi
particular opinión que vale lo que vale y que espero que tengan en cuenta.
Insisto en que ninguno de los relatos es inferior en calidad a cualquiera de
los relatos similares provenientes del mundo anglosajón. Si tienen tiempo, y un
poquito de dinero, no se la pierdan.
Publicado originalmente en ScifiWorld
(c) 2012-13 Alfonso Merelo
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