miércoles, octubre 07, 2009

NUNCA ME ABANDONES


Nunca me abandones
Kazuo Ishiguro
Editorial Anagrama
Nº de páginas 360
PVP: 18 €
ISBN 978-84-339-7079-4

Entre los temas que se despliegan con profusión en la ciencia ficción, hay uno que ha estado muy de actualidad hace unos años, y aún continúa. La clonación terapéutica de tejidos, la investigación con células madre y las terapias génicas son noticias que están presentes en medios de comunicación habitualmente. La clonación, que ya parece un hecho consumado, ha generado muchas páginas en la literatura especulativa. Las diversas posibilidades de la misma, las consecuencias éticas, los problemas legales y las consecuencias sociales de han sido consideradas desde múltiples ópticas por los diferentes autores.
Una definición de la palabra clon muy ajustada es la siguiente:

”Un clon es una réplica artificial de otro organismo vivo cuyo patrimonio genético es idéntico en ambos, a diferencia de lo que ocurre habitualmente en la naturaleza, donde nos encontramos con individuos con ciertas variaciones genéticas que los convierten en únicos”.1

Estas copias iguales genéticamente han sido “usadas” de diversas maneras en el imaginario fantástico: como soldados, como trabajadores, como esclavos y, en numerosas ocasiones, como repuestos vivos para sus progenitores partenogenéticos. Podemos así recordar los miles de soldados clones en Star Wars o los “dagas” de la serie Seaquest sque on unos pocos ejemplos de la clonación destinada a la guerra. “Donde solían cantar los dulces pájaros” de Kate Wilhelm, “Y mañana serán clones” de John Varley, “Cambio de esquemas” de Robert J. Sawyer o “Peña Laja” de Manuel Pimentel son algunas de las novelas que basan su argumento en la clonación y en la tan temida y abominable manipulación genética.

Nunca me abandones puede ser adscrita a la corriente de la ciencia ficción que denominamos antiutópico o distópica, en la que la el entorno descrito dista mucho de ser “amable”.

Estructuralmente la novela está dividida en tres partes claramente diferenciadas, que, aparte de su numeración, primera, segunda y tercera, coinciden con las supuestas etapas de la vida de los protagonistas, y por extensión de todos nosotros; una primera de aprendizaje, una segunda de desarrollo y madurez y una tercera que presagia el final y el olvido. Estas tres etapas se desarrollan a través de los ojos de Kathy, la narradora en primera persona, y se ven arropadas por la estancia de los personajes principales en diferentes colegios y orfanatos. Porque la característica fundamental de los protagonistas de la historia es que todos son huérfanos, lógicamente debido a su condición de clones. La ausencia de familia, la ausencia de compañía fuera del reducido ámbito de sus pares y profesores, convierte a estas personas en seres asociales, raros y diferentes que tienen unas metas y perspectivas muy alejadas de las que se le supone a esta sociedad concreta.

Nos encontramos en algún momento de la Inglaterra de finales del siglo XX. Un Reino Unido que se diferencia del nuestro en algo que ha modificado la sociedad finisecular: las técnicas de clonación se han desarrollado a partir del final de la Segunda Guerra Mundial y, éstas, son plenamente funcionales; de hecho, todos los protagonistas son clones que tienen un solo propósito final en la vida; son piezas de repuesto para sus “padres” originales.

Los tres personajes en torno a los que pivota la acción, Kathy, Ruth y Tommy, forman un triángulo amoroso y de amistad que perdura, al menos en dos de los tres “stages” en los que se divide la historia.

En la primera fase, nos encontramos ante un grupo de pre-adolescentes que viven en un internado llamado Hailsham. En este lugar se les está sencillamente adoctrinado, enseñando que tienen una misión que cumplir y que deben estar preparados para ella. Podríamos estar perfectamente ante una narración en la que los protagonistas son jóvenes estudiantes que nos muestran sus vivencias y sus primeros escarceos amorosos. Sin embargo en el texto se trasluce algo mas. Algo oculto, misterioso y nada común. Asistimos al desarrollo de los estudiantes y a la explicación de por qué están allí por medio de las reacciones de sus cuidadores, que son simultáneamente maestros y carceleros.

La segunda fase es la de graduación y estancia, mas libre, en los Cottages. En estos lugares, casi casas de reposo, los estudiantes, ya adolescentes mas maduros, van a encontrar el “significado” de sus vidas. El descubrimiento fehaciente de lo que se espera de ellos es contemplado de diferente manera por cada uno de los protagonistas. Aunque el temor está presente en cierta medida, las reacciones no son las que se podrían esperar.

La tercera etapa es la de asunción de la responsabilidad y de la culminación de sus vidas que es ni más ni menos que la muerte para que otros vivan.

En este sentido, Ishiguro crea una sociedad totalmente nueva, en la que el perfecto adiestramiento de los sujetos los configuran de un modo que se nos hace extraño.

¿Por qué aceptan su destino con estoicidad? ¿Por qué se ofrecen como victimas propiciatorias para el sacrificio? ¿Por qué su vida se desarrolla en torno sus creadores, que a su vez van a ser su verdugos?

La metáfora social es clara: no existe un referente moral o ético al que podamos tomar como modelo. La religión, aquí expresada en forma de adoración suprema hacia la figura del dios que va a conservar su vida a costa de su hijo, se pone en entredicho al ver que en este caso concreto se configura en torno a un supuesto moral muy discutible. La adoración sin cuestionar conduce a la negación del ser humano como tal. Lo terrible de la novela es comprobar cómo, en un determinado modelo cultural, nuestras premisas sociales no sirven y son sencillamente irrelevantes. Pese a que el lector se encuentra en un mundo alternativo nada agradable, si lo comparamos con nuestros referentes morales, éste no causa repulsa ni aversión.

El relato posiciona al lector en un mundo que es perfectamente normal en su contexto. El autor ha conseguido crear un texto en el que nada sorprende, pese a sus notables diferencias. Y no sorprende porque se hace creíble. La descripción del ambiente y de los personajes está tan conseguida que sólo al contemplar el relato desde la distancia, se puede observar la aridez y fealdad de este mundo alternativo, se diría que ucrónico.

“Nunca me abandones” ha creado polémica entre los aficionados, pues, pese a tratarse de un texto perfectamente encuadrable dentro de la ciencia ficción mas clásica, la renuncia del autor a considerarlo así ha sido contestada en números foros. Es lo que tienen las etiquetas que dependen del etiquetador y de la forma y tamaño de las mismas.
(c) Alfonso Merelo 2008-2009
Publicado originalemente en ScifiWorld nº 4

1 comentario:

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Leí esta novela hace unos tres años y me gustó mucho. Leerla y la sensación de tristeza inexplicable que me dejó. Pero cuando quise recomendarla no supe qué virtud destacar y la miaga a la que se la presté no le gustó.
Creo que nos falta buscar algo por el lado del arte que ellos crean o algo por el lado de la trascendencia que los clones perciben de algún mdo y que está narrada de modo tan tenue, tan sutil, tan misterioso.