lunes, noviembre 10, 2008

MUNDOS EN LA ETERNIDAD. Mis clásicos de Ciencia Ficción IV



MUNDOS EN LA ETERNIDAD
Juan Miguel Aguilera y Javier Redal

La space-opera es un subgénero de la ciencia ficción que ya hemos comentado cuando escribimos sobre “Tropas del espacio” o “Las fundaciones”. En España esta “modalidad” ha tenido algunos ilustres escritores que han escrito sobre grandes imperios estelares y batallas espaciales. Pascual Enguídanos, bajo el seudónimo de GeorgeH. White, escribió entre los años 50 y 70 la que se denominó posteriormente “Saga de los Aznar”. En esta serie, de una cincuentena de títulos, se narraba la odisea de la humanidad a lo largo de un millón de años. En los años 80 Angel Tórres Quesada, publicando como A. Thorkent, desarrolla una space-opera de corte clásico bajo el nombre genérico de “El Orden Estelar” y recientemente es Víctor Conde el que crea un universo particular con la serie “Piscis de Zhintra”.

En 1988 se publican dos libros titulados “Mundos en el abismo” e “Hijos de la eternidad”. Estos dos volúmenes son una sola novela pues así fue concebida por los autores, pero imposiciones editoriales hicieron que se dividiera en dos la obra. En 2001 los autores lanzaron la edición definitiva, ya en un solo tomo, remodelando las dos obras anteriores que titularon “Mundos en la eternidad”.

En la novela se cuenta la historia de tres grandes potencias enfrentadas entre sí y que cuentan con un enemigo común. Nos encontramos con “La Utsarpini”, una federación de planetas en plena pujanza, “El imperio”, en decadencia pero aún poderoso y “La Hermandad”, una potencia religiosa que ha aglutinado en una todas las religiones humanas. Porque el escenario creado por Aguilera y Redal es humano. Sólo los “angriff”, unos seres con cierta similitud a un “Alien”, por su ferocidad, pero dotados de una aguda inteligencia, y los “colmeneros” son diferentes a los humanos, aunque, como se comprobará posteriormente, todos tienen algo en común.

Los autores construyen una historia muy clásica de space opera a primera vista, pero aportan una diferencia fundamental que no suele darse en este subgénero. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, la space opera se caracteriza por los grandes escenarios en los que suceden grandes aventuras; la gran aportación de Aguilera y Redal es incorporar de manera eficiente un contenido de hard ciencia ficción que a primera vista parecería incompatible con el subgénero, pero que en sus manos se muestra tan natural como el escenario creado.

Para no incurrir en contradicciones científicas, mas allá de las naturales cuando se hacen extrapolaciones tecnológicas a futuro, nos encontramos con unas civilizaciones que ocupan un habitat que es un cúmulo globular que aquí es llamado Akasa-puspa; esto es una región del espacio en el que los sistemas solares se encuentran muy cercanos entre ellos. Dos, tres años luz separan las estrellas entre sí. Una civilización capaz de viajar por el espacio no necesitaría artificios como el “hiperespacio” para mantener comunicaciones entre sus mundos. La distancia es suficientemente corta como para poder realizar esos viajes relativistas. Siendo un logro imaginativo importante este último, no lo es menos el diseño de un sistema de trasporte entre los mundos similar a los troncos que se soltaban en los ríos para ser recogidos decenas de kilómetro después. Salvando las distancias, existe en ese fantástico universo los denominados “rickshaw”, enormes contendedores que viajan por inercia y que comunican los mundos imperiales entre sí. La exobiología, el diseño de seres extraterrestres, es otro de los logros de la historia. Tanto los llamados “colmeneros”, que viven en el vacío, como los “angriff”, feroces y terribles depredadores, son descritos de manera coherente pese a ser razas muy alejadas del ser humano.

La novela implica también una búsqueda centrada en lo que fueron los orígenes de la humanidad, pues la que existe ahora es sólo un pálido reflejo de lo que fue. La civilización está en decadencia, vive en una nueva “Edad Media” habiendo perdido rastro de sus orígenes y de pasadas glorias.

La novela tuvo dos continuaciones, una escrita por la pareja Aguilera y Redal, titulada “En un vacío insondable” y una tercera parte, sólo de la pluma del primero, “Mundos y Demonios”

Pero volviendo a “Mundos en la eternidad, habría que concluir que es uno de los clásicos de la literatura de ciencia ficción escrita en castellano que merece un puesto de honor entre las grandes obras españolas y, me aventuro a decir que, mundiales.

Juan Miguel Aguilera y Javier Redal

Juan Miguel Aguilera nació en Valencia en 1960 y es diseñador industrial y escritor. Durante muchos años formó pareja literaria con Javier Redal, también valenciano nacido en 1952 y profesor de biología y ensayista.

Han formado un tamdem difícil de superar en la literatura fantástica española, desde que se encontraron en la páginas de la revista Nueva Dimensión. Su primer relato conjunto fue “Sangrando correctamente”. Durante los 80 y 90 se ganaron una merecida fama de buenos escritores. Redal era, quizá, la parte mas “científica” y Aguilera la más literaria. Juntos eran capaces de producir extraordinarias obras.

Bibliografía en conjunto:

Sangrando correctamente (1981)

Mundos en el Abismo (1988)

Hijos de la Eternidad (1990)

El Refugio (1993)

En un vacío insondable (1994)

Maleficio (1996)

Mundos en la eternidad (2001)

Javier Redal

Naufragio en Titán (1982)

Juan Miguel Aguilera

La llavor del mal (Con Ricardo Lázaro) (1997)

La locura de Dios (1998)

Contra el tiempo (Con Rafael Marín) (2001)

Stranded: náufragos (Con Eduardo Vaquerizo)(2001)

La locura de Dios (2002)

Rihla: 1485: un viaje iniciático hacia el nuevo mundo (2005)

Mundos y demonios (2005)

El sueño de la razón (2006)


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