Como ya sabrán, la revista SciFi.es ha pasado a mejor vida con el número de marzo recientemente publicado. Es el momento de recuperar los artículos que escribí para la revista sobre los grandes clásicos de la ciencia ficción. El primero de todos fue Solaris publicado en junio de 2006.
Sin ningún cargo de conciencia, y ahí coinciden tanto aficionados como críticos, se puede considerar a Solaris como la mejor novela de ciencia-ficción no anglosajona escrita jamás, y, si me apuran, una de las mejores a lo largo de la Historia del género en cualquier idioma.
Es una novela tiene 200 escasas páginas, está escrita en 1961 pero aún conserva la frescura y el sentido de la maravilla que la caracterizó desde un primer momento. Ciñéndose a un arquetipo usado cientos de veces, el del primer contacto. LEM desarrolla una trama intrigante, nunca resuelta, y plena te preguntas sin respuesta
Solaris es un planeta que gira alrededor de una estrella binaria y que posee propiedades únicas en el Universo. Está cubierto por un inmenso océano y en el se dan características que hacen suponer que es un ser sentiente.
Durante 100 años se te ha investigado sin llegar a ninguna comunicación con el Ser-planeta. A la estación orbital de investigación es destinado un psicólogo, Kris Kelvin. para averiguar qué es lo que esta ocurriendo en esa estación espacial.
A su llegada averigua que uno de los investigadores se ha suicidado y que los otros dos no conservan intactas sus facultades mentales. Se dará cuenta que los humanos no están solos en la estación y que extraños fantasmas, materíalizados en seres de carne y hueso, acosan a los tripulantes. Él mismo recibirá la visita de un recuerdo del pasado con la forma de su ex amante Harey. a la que hizo mucho daño y que acabó suicidándose.
Es una novela tiene 200 escasas páginas, está escrita en 1961 pero aún conserva la frescura y el sentido de la maravilla que la caracterizó desde un primer momento. Ciñéndose a un arquetipo usado cientos de veces, el del primer contacto. LEM desarrolla una trama intrigante, nunca resuelta, y plena te preguntas sin respuesta
Solaris es un planeta que gira alrededor de una estrella binaria y que posee propiedades únicas en el Universo. Está cubierto por un inmenso océano y en el se dan características que hacen suponer que es un ser sentiente.
Durante 100 años se te ha investigado sin llegar a ninguna comunicación con el Ser-planeta. A la estación orbital de investigación es destinado un psicólogo, Kris Kelvin. para averiguar qué es lo que esta ocurriendo en esa estación espacial.
A su llegada averigua que uno de los investigadores se ha suicidado y que los otros dos no conservan intactas sus facultades mentales. Se dará cuenta que los humanos no están solos en la estación y que extraños fantasmas, materíalizados en seres de carne y hueso, acosan a los tripulantes. Él mismo recibirá la visita de un recuerdo del pasado con la forma de su ex amante Harey. a la que hizo mucho daño y que acabó suicidándose.
Estos seres se suponen materializados por Solaris pero: ¿con qué propósito? ¿es quizá un intento de comunicación con la especie humana? No lo sabremos, ni terminaremos
descubriéndolo. Pero eso no importa, porque la novela no necesita de explicaciones para ser plenamente disfrutable.
La lectura del texto se realiza en varias capas o niveles. Es una novela que habla fundamentalmente de la incomunicación, del solipsismo, de sicología y del amor o de la atracción y el conflicto nunca resuelto entre dos personas que se atraen. En un ambiente oscuro y opresivo el personaje principal se debate entre su deber y su renacida segunda oportunidad, No sabe quién es el ser que se le aparece, pero tiene le aspecto y los recuerdos de su amada.
Los remordimientos por lo que ocurrió en el pasado le impiden tomar decisiones lógicas. A fin de cuentas el ser es un extraterrestre diseñado con fines nada claros ni para el protagonista, ni para el mismo producto creado.
LEM se adentra en las profundidades de la mente humana y de la implicación de la memoria en nuestra percepción de la realidad objetiva. Como bien remarco Alberto Cairo, en su conferencia pronunciada en la Feria del Libro de Cádiz, LEM deja traslucir que “la memoria es un instrumento no fiable. Nuestros recuerdos de las cosas están asociados a lo que querríamos que hubiera ocurrido, no a lo que ocurrió en realidad”.
En este caso así ocurre. El personaje de Harey es un recuerdo tomado de la mente de Kelvin. No es la original y lo que es peor, y aterrador, la creación toma conciencia de que realmente no es ella y que sólo se trata de un recuerdo adornado procedente de la mente de su amante. Por tanto se cuestiona la propia consistencia de la vida ¿qué somos en realidad? Y sobre todo ¿somos lo que recordamos o sólo lo que creemos recordar? No se ofrecen soluciones, sólo interesantes motivos de reflexión.
Pero Solaris es como ya he dicho también una novela de primer contacto. Se cuestiona en todo momento la capacidad del ser humano para entender algo que le es totalmente ajeno. Se comporta como una novela teológica, ya que el planeta es tan incomprensible e inaprensible como la misma idea de Dios.
En una segunda lectura, el autor nos hace ver que la ciencia es falible y que no podemos confiar en que ésta sea capaz de resolver todos los problemas. Es un pesimismo crítico acerca de la capacidad de los "hombres de ciencia" y también una llamada de atención hacia el endiosamiento de cierta clase científica que cree que lo sabe todo. También es un crítica velada a la propia ciencia ficción que, en su vertiente optimista, encontraba soluciones “técnicas” para todos los problemas. Aquí la dura realidad se impone y la falibilidad queda al descubierto.
Solaris se ha convertido por méritos propios en una de las novelas que se hacen de lectura imprescindible.
(c) Alfonso Merelo 2006-2008
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