Eduardo Vaquerizo
Minotauro 2005
ISBN 8445075535
Corre la primavera de 1571. Felipe II muere a causa de un accidente durante una cacería. Su hermano, Juan de Austria, regresa victorioso de la batalla de Lepanto para ocupar el trono. Así se forja una España distinta, que en 1927 conserva todos los territorios del imperio, está enfrentada con Roma y aún acoge a moriscos y judíos.
El steampunk[1] ha tenido poco predicamento en la historia del fantástico español.
Eduardo Vaquerizo se ha lanzado en esta novela a crear, por una parte, un universo ucrónico y, por otra, un auténtico y genuino entorno steampunk. El resultado es la mas que digna Danza de Tinieblas.
La novela fue finalista del II Premio Minotauro y su calidad la ha hecho merecedora de publicación en la editorial Minotauro y en su colección Ucronías.
Porque ésta si que es una ucronía con todas las de la ley. Encajada en el mismo universo que Negras Aguilas, cuento publicado hace unos años en la revista Artifex, se desarrolla en un periodo histórico equivalente a los comienzos del siglo XX, con algunas curiosas particularidades. De esta historia alternativa apenas se esbozan, a grandes rasgos, los sucesos que han convergido en un tipo de desarrollo social similar, pero con unas variantes muy marcadas, al pasado español de comienzos del XX. Sabemos que Don Juan de Austria hereda el Imperio Español, a la muerte de Felipe II en un estúpido accidente de caza, y que el Imperio pervive hasta ese periodo del siglo XX. La ruptura con la Iglesia de Roma se ha producido aquí, en lugar de en Inglaterra, y conviven en una cierta armonía tanto moriscos como judíos, estos últimos los banqueros y científicos del imperio.
La historia es la de un “héroe”, el cabo de alguaciles Joannes de Salamanca, que tendrá que investigar el misterio de una serie de asesinatos brutales relacionados con la Hacienda Imperial y con la cábala. No hay que asustarse porque el libro no tiene nada que ver con códigos, códices, templarios, merovingios o panorámicas “esotéricas” similares. Salamanca es un héroe de acción, aunque más parecido a los personajes de Pérez Reverte que a los de Stallone por poner un ejemplo. Con una personalidad bastante desarrollada, es capaz de tener un objetivo y aferrarse a él a pesar de las vicisitudes de su aventura, y a su extraño atracción por los problemas –todo héroe que se precie ha de atraer el peligro-. Por otra parte, el personaje de la judía Rebeca, una espléndida mujer que oculta un mundo en sí misma, y que no se puede desvelar sin destrozar la novela, es un magnífico contrapunto amoroso para el protagonista.
La novela es pura ciencia ficción muy bien desarrollada con el aliciente de su lectura amena y rápida. El misterio que envuelve a los asesinatos girará en torno a la cábala, un peculiar sistema automático de computación que funciona a vapor, y a los secretos que ésta encierra. Las aventuras del cabo trascurren en un Madrid alternativo pero muy reconocible. Las calles están prácticamente como las conocíamos y se denominan de igual manera. Quizá este sea uno de los puntos débiles de la novela, pero es innegable que el buen hacer del autor nos hace obviar esos parecidos porque las descripciones están tan bien realizadas que nos olvidamos de los nombres, para adentrarnos en un Paseo de la Castellana alternativo que se nos hace real y tangible.
Vaquerizo podría haber desarrollado la misma historia en un entrono “mágico”, y así se nos vende desafortunadamente -a mi parecer- en la publicidad institucional de la novela, y sin embargo su formación científica parece pesar mas y le hace dar un giro espectacular capturando elementos fantásticos y trasformándolos con habilidad en puras creaciones científicas. Todo queda explicado. Todo queda claro. Y ya era hora que una novela le explicara al lector cómo y por qué han sucedido las cosas.
Si algo se echa en falta es un mayor desarrollo del elemento ucrónico. No hay caballos, pero no se explica por qué. El lector está obligado a leer su cuento Negras Águilas para saber que la peste equina acabó con todos los caballos del mundo. Sin embargo, y pese al tenue esbozo de estos elementos, Vaquerizo ha construido un cosmos alternativo en el que España es la líder del mundo. Este otro escenario es tan agradable, sobre todo si tenemos en cuenta nuestra relevancia mundial desde el siglo XX, y bien construido que sería deseable que el autor hiciera alguna incursión mas en el mismo.
Un punto de inflexión en la obra de Vaquerizo se produjo cuando novelizó Stranded, junto a Aguilera. Su obra se ha vuelto mas madura y con un estilo mas definido y claro, aumentando –no la estatura, gracias a Crom- en calidad literaria. Danza de Tinieblas supone alcanzar ya una plenitud que lo define como uno de los grandes del panorama literario fantástico español.
Esta novela ha ganado los premios Xatafi-Cyberdark e Ignotus a la mejor novela española publicaa en 2005.
[1] Subgénero de la ciencia-ficción en el que, en un entorno social similar al del siglo XIX, la tecnología ha avanzado mucho mas de lo que es el natural devenir de la ciencia.
1 comentario:
una excelente novela. Soy un apasionado del steampunk, y realmente echaba en falta una obra de calidad. Además es de una originalidad sorprendente, y muy bien escrita.
Lo único que he echado en falta, aunque posiblemente haya sido deliberado por parte de eduardo, ya que estamos hablando de un universo en el se encajan otros relatos y novelas, es un mayor protagonismo del elemento árabe en todas sus facetas: si no hubo expulsión, quizás el reino de granada haya sobrevivido: cómo es su relación con el estado español y los judíos.
Bueno, quizá haya que esperar próximas novelas y relatos. quién sabe.
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