lunes, febrero 01, 2016

El imperio de Yegorov



 
La novela que traemos a estas líneas ha conseguido quedar finalista del Premio Herralde de Novela, lo que a priori le supone un atractivo para su lectura, pese a no haber ganado. Pero muchas veces los finalistas son mejores que los ganadores y yo nunca los menosprecio sino que me atraen como lector.
En este libro se trata acerca de una serie de temas a cual más interesante: del poder como manifestación de la impunidad, de la ausencia de ética, del todo vale para conseguir los  fines y de la humanidad como tal enfrentada a un reto que sólo sería soportable por los dioses.
La sinopsis la extraigo de la propia contraportada: En 1967, una atractiva estudiante de antropología llamada Izumi Fukada contrae una extraña enfermedad en la isla de Papúa-Nueva Guinea mientras forma parte de la expedición japonesa que busca a la tribu perdida de los hamulai. Este episodio trivial es el primer eslabón de una imprevisible cadena de acontecimientos que prosigue en Japón, salta a los Estados Unidos y termina alumbrando, setenta y cinco años después, una pesadilla distópica a escala planetaria.
Al analizar el texto, al margen de mi gusto personal, me ha sorprendido la heterodoxia del desarrollo de la trama. Moyano intercala narración pura y dura en tercera persona con intercambios epistolares, noticas extraídas de periódicos, entrevistas, diarios personales o e-mails, que no son otra cosa que formas epistolares modernizadas. Parecería que ese tipo de mezcla podría ser perjudicial para la lectura, y sin embargo es todo lo contrario. La excelente estructuración del texto conduce a una lectura muy ágil, muy certera que condensa en muy pocas páginas una historia que en otras manos habría dado para 500 o más páginas. El autor va a lo conciso y, afortunadamente para el lector, elimina todo lo que de superfluo pudiera tener la historia. No necesito, como lector, infinitas explicaciones a cual más enrevesada sobre las motivaciones o las acciones de los personajes. Pero esto no significa que los mismos estén mal perfilados o sean planos: el lector sabe perfectamente de que ralea están hechos cada uno del ellos; desde el cobarde al acomodaticio, pasando por el perfecto villano sin escrúpulos ni moral. Si me dan solo una frase para describir la novela en cuanto a su formato esa es “perfecta en su condensación temática”.
Pero no es sólo su formato lo que constituye un atractivo, lo es también la historia. Y no crean que es una historia original, ya que la temática ha sido empleada profusamente en la ciencia ficción literaria, e incluso fílmica. ¿Y qué temática es esa, me dirán ustedes? Pues no debo revelarla ya que pienso que deben tener una sorpresa al leerla. Pero si les diré que en ocasiones me ha recordado a la excelente Incordie a Jack Barron  de Norman Spinrad. El planteamiento es similar ya que el descubrimiento que puede cambiar a la humanidad es tan costoso que sólo unos pocos privilegiados pueden costearlo. Y aunque parezca que el tema es ese descubrimiento, y las interacciones con los que pueden usarlo, en realidad el tema es, y en las dos novelas está presente, la terrible brecha entre la pobreza y la hiperriqueza.  Es exactamente igual que lo que está ocurriendo en nuestro país actualmente con el sovaldi, ese medicamento que cura la hepatitis c. Quien no puede costearlo se muere irremisiblemente, lo que implica que si eres rico estás salvado porque la cobertura de la seguridad social es escasa y no llega a todos. Es la definitiva ruptura entre las clases: unos viven, porque tienen dinero,  y otros mueren. Así de simple. Y esa dicotomía está presente en  la novela y resulta meridianamente clara.
Si se le puede achacar algún defecto a la novela es su falta de desarrollo una vez hemos consumado ese “imperio Yegorov” y estamos inmersos en la distopía. Se dan unos esbozos, pero a este lector le hubiera gustado poder ver como se desarrollaría esa sociedad más allá en el tiempo.  
En resumen, creo que los lectores encontrarán una novela más que interesante que hará reflexionar al lector, proporcionando una lectura mucho más que digna. En mi ranking particular, al que no deben hacer caso naturalmente, es una de las mejores novelas  que me echado a la vista últimamente. Y es corta ¡oigan! Se puede escribir buena ciencia ficción sin que los brazos del lector sufran deformaciones por el peso de las páginas. ¡Se puede! ¡Fantástico!


viernes, enero 01, 2016

La República pneumática




La República pneumática J. Valor Montero. Fantacsy.

                La reciente publicación de La República Pneumática, escrita por J, Valor Montero, me ha permitido retomar uno de los temas en los que llegué a especializarme dentro del género de la ciencia ficción que no es otro que la ucronía. ¿Qué es esto de ucronía, me preguntaran ustedes? Pues digamos que es un relato histórico de ficción en el que la historia no trascurre tal y como la conocemos. Una definición más académica es la que nos ofrece la RAE, que define así la palabra: la utopía aplicada a la historia; historia reconstruida lógicamente de tal modo que habría podido ser y no ha sido. Los anglosajones tiene otro vocablo para designarla que es What if?, es decir ¿Y si…? que resume muy bien de lo que se trata. Porque la ucronía transporta al lector al terreno del fantástico y de la ciencia ficción enfrentando a éstos  a sus conocimientos históricos, creando un universo alternativo en el que las cosas fueron diferentes.  Para que la historia conocida cambie los escritores parten de un punto concreto en el que se produce la modificación. A ese punto lo conocemos como punto Jombar, o Jumbar, y suele ser un suceso histórico de la suficiente relevancia para que su no existencia o su modificación condicione un rumbo histórico diferente.
            La novela que reseñamos este mes la etiqueto como ucronía clara y pura. Valor Montero ha utilizado sus recursos literarios para mostrarnos una República Romana diferente cuyo devenir ha sido modificado por el descubrimiento de la máquina de vapor en el siglo IV DC. Esta invención revoluciona por completo Roma que no es tomada por los bárbaros sino que estos son asimilados. Y es un interesante punto de cambio porque la historia nos enseña que el problema de los Imperios, y sobre todo de su supervivencia, siempre fue el de las comunicaciones. Cuando éstos se hacían enormes, la ingobernabilidad llegaba al no poder establecer una conveniente, y rápida, cadena de órdenes y réplicas. Nuestro autor solventa esta fragilidad al utilizar la tecnología del vapor, la pneumática, como amalgama de este Imperio devenido en República.
            La historia no es realmente un tratado histórico y social de esa sociedad trasmutada en tecnológica. Nos hallamos ante una novela de aventuras, incluso con componentes picarescos, centrada en una Barcinomagna, Barcelona, alternativa descrita con gran profundidad y detalle –el hecho de que el autor sea arquitecto ha debido influir mucho en este hecho-. En la ciudad viene a parar nuestro protagonista, Marcus Novus, huyendo de una persecución a su padre y a él de rebote. Allí va e encontrar enemigos y amigos, icnluyendo una especie de Obi Wan Kenobi femenian, o más bien de Yoda si nos atenemos a su dominio del latín, que le guiará por los caminos de las disciplinas orientales, y podríamos decir que  mágicas- de la Via virtutis, como se denomina el movimiento. Novus pasará por un aprendizaje, nada nuevo bajo el sol, y por la consabida rebelión hacia su maestra, recurso de nuevo común a muchas historias fantásticas o de aventuras. Pero al margen de estos clichés, la novela, aunque no ahonda en ellos hay algunos retazos de elementos que envuelven a la pura aventura; críticas a la religión, a la enseñanza –la pneumática es casi una religión en sí misma, a la xenofobia y el racismo, a la esclavitud o a los políticos corruptos que parecen trasladados hacia el pasado dadas sus características.
                El marco referencial resulta interesante a priori, aunque este lector hubiera deseado más la profundización en la sociedad evolucionada a partir de ese cambio; en esos conflictos sociales que producen el maquinismo temprano, que no son otros en su descripción que los de la revolución industrial del XVIII-XIX. Entiendo que es complicado utilizar simultáneamente la  aventura y la especulación histórica en un conjunto que resulte homogéneo, pero entiendo que el substrato histórico es tan interesante que la concreción en detalles sociales hubiera mejorado el resultado final. Pero, como siempre digo, mis deseos son sólo pequeños apuntes de escritor frustrado.
                No puedo decir que para este lector la novela sea un fracaso. Todo lo contrario. Como ucronía funciona perfectamente. El desarrollo de ese mundo alternativo se hace creíble y consistente, dentro de lo que es una fantasía naturalmente. Y en el terreno de la aventura, pese a esos clichés comunes, también funciona como fuente de entretenimiento. El conjunto resulta ser agradable y perfectamente válido. Puesto que la novela está pensada como la primera parte de una trilogía, habrá que esperar a las continuaciones para poder tener una visión de conjunto que no dudo que mejorará la historia de esta Roma tan singular.

Publicado previamenter en ScifiWorld. 2015