martes, julio 01, 2014

Esta noche arderá el cielo




Emilio Bueso

Conocí personalmente al autor en la convención Hispacón de Sevilla cuando sólo había publicado una novela titulada Noche cerrada. Con ese primer vuelo, como lo denominaban en Nueva Dimensión, consiguió atraer mi atención al tratar un tema como el de la guerra civil de una manera muy distinta a lo ya leído y visto. Recuperando esquemas lovecraftianos, consiguió un interesante relato de terror. Su siguiente novela Diástole no llego a conmoverme igual que la primera pero llegó Cenital, y ese cambio de registro, y volvió a engancharme a su lectura. Ese mundo post apocalíptico, tan increíble como verosímil, supuso una consagración en el panorama literario de la ciencia ficción y fantasía de factura patria. Bueso es ya un referente de la literatura de género al que hay que seguir de cerca.   

Ahora presenta su cuarta novela con una vuelta, relativa, al terror con trazas de Lovecraft –que ya usó en su primera novela-. Bueso consigue una vez más crear un ambiente y un relato del que no se puede decir que sea vulgar. No lo es. La novela tiene su reconocible estilo, su forma de narrar muy cortada, con frases cortas y su manera de crear un ambiente insano y perfectamente reconocible aunque se trate de un lugar tan lejano como la trans-taiga canadiense. Si alguno de ustedes ha leído los tebeos de Alpha Fligth, en la etapa de John Byrne, reconocerán el escenario; si en la novela hubieran aparecido Sasquatch, Shaman o Lobezno no me hubiera sorprendido nada. Pero no es una novela de superhéroes. Es una novela de misterio, de misterio terrorífico, y también, en una de sus partes, una road-novela, si es que existe esa etiqueta.

La novela tiene diferentes tramas que han de convergir necesariamente en uno sólo. La aventura es el foco principal que ilumina toda la novela. Aventura que comienzan dos moteros, expareja en vías de reconciliación, que circulan por esa carretera canadiense casi desértica. Aventura que también viven un padre y un hijo, astrónomos aficionados, que al observar una aurora polar más intensa que las demás descubren que la alteración energética ha destruido muchos de los satélites de comunicaciones.

El encuentro con unos narcotraficantes, que trafican en cosas “muy raras”, de los dos moteros hará que sus aventuras se precipiten, entre otras cosas para salvar sus vidas. Mediante los recuerdos de Mac y Perla, iremos leyendo sus vidas anteriores a la aventura en moto y cómo y porqué han llegado a lanzarse a la carretera. Pese a que todo nos indica en el texto que vamos a tener una sorpresa final, que el autor nos está llevando de cabeza hacia ella y que estamos avisados de que todo va a unirse, cuando llega este final no sorprende como debería. El puzzle está demasiado forzado y es posible que nos planteemos la relativa credibilidad del mismo. Son demasiadas cosas las que convergen en los capítulos finales.

Ciencia ficción: sí. Terror: también. Aventura: mucha. Ya digo que esto puede parecer excesivo, pero esta es, en esencia, una novela de aventuras, y como tal plenamente disfrutable. ¿Es la mejor de Emilio Bueso? No diría yo tanto, porque, seguramente, la mejor está por escribirse.

Publicado previamente en ScifiWorld 

lunes, junio 02, 2014

La literatura Whovian





Como esta sección se encuentra al final de la revista, es de suponer que ustedes habrán ya leído el resto y sabrán quién es el Doctor Who, valga el juego de palabras que ustedes habrán leído cientos de veces, y tendrán una cumplida referencia de sus aventuras y avatares que han tenido la oportunidad de ver en televisión.

Pero como todo fenómeno de masas, y este lo es al menos entre los más aficionados a la ciencia ficción, el soporte original donde se desarrolla el fenómeno en cuestión resulta muchas veces insuficiente para satisfacer las ansias de los fans. Cuando se habla del fenómeno friki, se asocia siempre a los “locos por esas cosas de espadas, del espacio o de los japoneses”. Es verdad que estas temáticas, por su estética, son muy golosas para extender los mitos del fenómeno más allá de sus originales soportes narrativos. Y, si me permiten el excurso, diré que es injusto calificar de frikis a unos colectivos y a otros no. Es indudablemente una cuestión de volumen. Cuando una manifestación de este tipo sobrepasa un número determinado de componentes, entonces se le denomina afición. ¿Han pensado ustedes que un aficionado a un equipo de baloncesto, de fútbol o de baseball tienen exactamente el mismo comportamiento que cualquier otro colectivo? Si me apuran es muchísimo peor en ocasiones porque que yo recuerdo no se han producido altercados de importancia en congresos de Star Trek o en eventos de manga, y si se han producido en eventos deportivos de toda índole. Es decir ¿quién es más friki?  Pero dejando a un lado la posible violencia de estas manifestaciones, habrá que convenir que el fenómeno fan es muy interesante en si mismo, aunque esto se reserva a los sociólogos y no es objeto de estos artículos, por lo que me centraré en analizar al Doctor Who en la parte que me toca, que no es otra que la literaria.

Verán, el personaje, el Doctor con mayúsculas, es un icono fundamentalmente en el Reino Unido. Es además un personaje originalmente pensado para la televisión, por lo que parte de un guión escrito que es, en parte, un texto literario con sus particularidades como es natural. En esencia podemos decir que el personaje lo es literariamente en la medida que los guionistas de la serie son escritores. Es habitual, al menos en los países anglosajones, que las series de éxito tengan su repercusión en los quioscos en forma de novelas o de tebeos, también conocidos como cómics. Es también muy normal que las primeras novelas sean precisamente novelizaciones de algunos de los capítulos originales. Ha ocurrido con Star Trek, con Thunderbirds, Enano Rojo o con Galáctica. Y, es también muy habitual que estas primeras entregas literarias corran a cargo de alguno de los guionistas de la propia serie. Así es lógico que la primera incursión en la novela del personaje viene de la pluma de David Whitaker uno de los primeros guionistas de la serie.

Como decía, la primera novela se publicó en 1965 y se tituló Dr Who in an Exciting Adventure with the Daleks, retitulada a posteriori como Dr Who and the Daleks. Se trataba de una adaptación del guión del segundo episodio (1963/64) titulado Daleks, en el que hacían su primera aparición los más recurrentes personajes del universo whovian. Whitaker se limita a poner un poco de literatura en un guión, que no era suyo sino de Terry Nation –conocido entre los aficionados por su serie Los siete de Blake-. El segundo libro de la serie sería Doctor Who and the Zarbi Doctor de Bill Strutton editado en 1965 que era otro de los guionistas de la serie. Whitaker publica otra novela,  Dr Who and the Crusaders, también en 1965.

Las novelizaciones se detienen hasta que en 1973 el sello Target comienza la publicación periódica de las aventuras de Who, siendo sus tres primeros títulos de  esta etapa reediciones de las novelas de los 60. En 1974 se lanza el primer título nuevo, Doctor Who and the Auton Invasion,  escrito por Terrance Dicks, que ya narra las aventuras del tercer Doctor. En total esta editorial lanzaría 156 novelizaciones de capítulos de la serie. Otras editoriales tendrían también sus publicaciones que sería muy largo de contar en estas líneas, pero hay que decir que el fenómeno Who es un buen negocio editorial

Por desgracia, o suerte, depende, no tenemos  traducciones de esos libros en español. No he encontrado ni una sola de ellas ni aquí ni en Sudamérica. El fenómeno whovian no llegó a España en su época, las series no se emitieron en su momento, y sólo se ha comenzado a tener conocimiento de la misma a partir de su reentrada con el undécimo doctor en el año 2005. Lo mismo hemos tenido suerte porque la regla general de estas novelas a la luz de series es su baja calidad literaria. Prácticamente no he encontrado  ninguna novela que estuviera a la altura de sus originales en televisión, y ya no me refiero exclusivamente a Doctor Who. El tener que utilizar personajes ya creados, con unos curriculums predeterminados por la televisión, y mantener la continuidad, lastra lo que los autores puedan escribir sobre ellos. Todo esto llega a convertir esta literatura en un subproducto que difícilmente supera un aprobado en el mejor de los casos.

Sobre el Doctor Who no hay únicamente novelizaciones de capítulos, sino aportaciones originales que no pertenecen al universo televisivo. A partir de 2005 BBC books, una editorial de la cadena británica que hace de Juan Palomo –hay que aprovechar el merchandising y los ingresos de los fans sea como sea- , lanzó una serie de libros que contenían aventuras originales del noveno Doctor y Rose. El primer título fue The Clockwise Man, y hasta 2006 el protagonista fue este doctor para pasar al décimo, el protagonizado por David Tennant, con el título The Stone Rose. Por fin, en 2010 toma el relevo el undécimo Doctor, y su compañera Amy, con el título Apollo 23.

El universo literario whovian es inmenso. Son cientos de novelas publicadas y relatos en los que están todos y cada uno de los Doctores, o mejor dicho las diferentes versiones del Doctor. Además el universo se extiende con las novelas referidas a Torchwood, el spin off de la serie, o las aventuras de Sarah Jane. En definitiva, y si usted domina la lengua del bardo, las posibilidades para leer las aventuras del Doctor y de sus compañeros.

En España decía que no hay ninguna novela traducida del personaje pero si hay un ensayo titulado La bendición de la muerte fatal, escrito por Marcos Muñoz y Mari Nieves Gálvez. “ En éste ensayo se explora la mitología de la muerte que ha generado y a la que se ha referido la serie a lo largo de los años. El papel de esos mitos y leyendas, de la inmortalidad, de los daleks, de la regeneración, de Torchwood e incluso del Más Allá. Es un recorrido por la historia de los 11 Doctores, desde los primeros capítulos de 1963 hasta las revelaciones más recientes de "The Wedding of River Song”.

Y como ensayo en inglés recomendar el de Russell T. Davies, famoso guionista del Doctor Who más reciente, The Writers Tale: The Final Chapter que es una historia muy completa de serie de la británica. Es una actualización de una edición previa en la que se la forma de escribir del guionista, que cosas funcionan para él y cuales no. Un repaso extenso por la creación de la serie casi en tiempo real porque en el mismo se recopilan cientos de correos electrónicos entre el autor y Benjamin Cook, co-autor del libro, con sus pensamientos sobre Doctor Who.

Como resumen, lamentar que no se haya traducido nada de las andanzas del Doctor al castellano. Seguro que entre todas las novelas habrá alguna que pueda ser destacable, pero para ello tendremos que saber inglés o esperar a que alguna editorial se arriesgue con sus derechos y que la edite en español.

Publicado previamente en ScifiWorld