1936Z La Guerra Civil Zombi
Suma de Letras
Javier Cosnava
En primer lugar he de hacer una
declaración de intenciones, que probablemente me granjee alguna enemistad, y es
que la literatura referida a los zombis me parece en general una literatura de
baratillo que no me interesa nada. Sin duda hay excepciones, y algunas hay que
he leído con agrado, pero la redundancia de escenarios, de situaciones, de
personajes siempre huyendo y siempre perseguidos me cansa enormemente. Los
zombis son los personajes más absurdos, como tales, que se puedan encontrar. No
hablan, no razonan, no piensan solo comen y comen sin parar. Los buenos libros
de zombis, que los hay ya digo, no hablan de zombis sino de supervivientes. Si
además se mezcla el relato zombi con otras cosas como el pastiche, la cosa no
suele ir nunca bien.
Cuando me acerqué a la novela de
Javier Cosnava lo hice con prevención. El título era suficientemente
clarificador para ver que parámetros me iba a encontrar, evidentemente Guerra
Civil y Zombis, dos temas tratados en España hasta el hartazgo y que no veía
como podría interesar al lector, en este caso yo. Afortunadamente Cosnava es un
gran profesional y un escritor solvente. Si la idea general parece una locura,
el tratamiento que de él hace el autor la convierte en algo tan diferente y tan
novedoso que tengo que confesar que hizo que abandonara mis prejuicios sobre el
tema. ¡Ojo que solo se trata de este caso, sigo pensando lo mismo del tema en
general!
La novela nos sitúa en el
escenario bélico de la Guerra (In)civil, como la denominara el gran Forges hace
años, en el que los dos bandos en conflicto se valen de zombis para sus
propósitos, de manera que existen zombis rojos y zombis fascistas que luchan
contra sus opuestos. La peculiaridad de estos zombis, en realidad es una vuelta
a los orígenes, es que son capaces de pensar, de hablar y de actuar como
humanos, aunque también están compelidos a comerse a sus oponentes. Estos personajes
proceden directamente del vudú y están manejados, o creados, por dos brujos
diferentes pertenecientes cada uno a uno de los bandos en conflicto. La Guerra
se convierte en realidad en una lucha de poder entre estos dos poderes de los
que no se puede decir que ninguno sea el bien o el mal absoluto. Los matices de
la lucha son interminables.
Cosnava escribe también una novel
histórica de gran porte. Sus personajes reales se mezclan con los imaginados de
manera convincente y respetando los tempos históricos. Desde mi punto de vista
estamos ante una ucronía falseada, o para-ucronía, donde el desencadenante del
cambio histórico se debe a la aparición de los brujos en España a principios
del siglo XX. Este suceso, el punto jumbar, desencadena una Guerra Civil
diferente donde las cosas suceden de manera similar con cambios muy significativos.
Tal vez estemos en una mundo paralelo al nuestro en el que se acepta al zombi
como un contendiente más. Es, una vez más, el pasar de lo extraño a lo
cotidiano, universos en los que los sucesos extraordinarios están perfectamente
aceptados por todos. Así son universos tan coherentes
en sí mismos como el de Marvel o DC o el de Buffy Cazavampiros.
Como novela de género, o de
géneros, funciona de manera muy eficaz. En el aspecto formal, Cosnova usa el
recurso del flashback en numerosas ocasiones para retrotraer al lector a
sucesos importantes que vinculan el presente de los personajes. Estos
personajes, zombis algunos de ellos,
tienen una consistencia y personalidad propias, desde los barones del
vudú hasta los reales que aparecen por el texto, empezando por cerillita –Franco en su infancia- o
García Lorca, en su breve y tremenda aparición antes de su asesinato, uno de
los pasajes más espectaculares de la novela, por su desagradable atractivo.
La Guerra Civil descrita la
interpreto desde dos puntos de vista diferentes, y no se cual de los dos, o
ninguno, es el que puede haber pensado el autor. La primera versión encuadra el
conflicto como algo ajeno, como algo de lo que los españoles de la época no
fueron responsables. Los que organizaron toda la miseria de la guerra fueron
otros, extrapolando la idea al mundo
real las grandes fortunas y potencias, sobre todo Alemania e Italia, fueron las
incitadoras de la rebelión y usaron a los generales rebeldes como cabezas de
playa para conseguir sus propósitos. Pero una segunda lectura permite ver que
en esta guerra todos fueron zombis, en el sentido de fanáticos. En ambos
bandos, los contendientes se comportaron como salvajes y obedientes zombis que
obedecían consignas sin pensar en nada más. En el caso de la novela el
comportamiento se debe a la magia del vudú y en la realidad, la propaganda
sesgada y la incitación al odio fueron los desencadenantes de esta
zombificación de los españoles.
La excelente prosa del autor
permite al lector recorrer las páginas de manera fluida, con una agilidad
notable, encontrando en una y otra página pasajes para disfrutar y pensar sobre
lo que aconteció realmente. Queda muy claro que esta no es una novela de zombis
más, es algo muy distinto y atractivo. Plenamente recomendable incluso para los
que, como yo, no son adictos al mundo de la casquería zombi.
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