LÁGRIMAS EN LA LLUVIA
Rosa Montero
Seix Barral
De sorprendente se puede
considerar la incursión de Rosa Montero en la temática prospectiva, de ciencia
ficción para los más clásicos. Cada vez se está viendo más claro que el género
interesa, y mucho, a escritores que se consideran “mainstream”, es decir
aquellos que no tiene adscrita sus obras a un género determinado. Estos
autores, caso de Montero, usan los recursos literarios de los diversos géneros
en función de la conveniencia para contar sus historias. Pueden ser realistas,
usar el género negro o la ciencia ficción dado el caso, siempre que su guión
necesite esos marcos referenciales para funcionar. Ese es el caso de “Lágrimas
en la lluvia” que no podría funcionar con unos esquemas diferentes a la ciencia
ficción.
Rosa Montero ha realizado
incursiones en el género fantástico con sus obras “Historia del Rey
trasparente” y “Temblores”, pero, creo,
que es la primera vez que posiciona su obra en un entorno prospectivo, aunque
Temblores está situado en un mundo post apocalíptico. Desde luego la autora
conoce el género bastante bien. La novela no puede haberse escrito sin tener
conocimiento previo de algunas obras tanto en la literatura como en el cine. La
primera obra que se nos viene a la
cabeza es, obviamente, Blade Runner que ya aparece en el propio título de la
novela. Hay que recordar que la frase “lágrimas en la lluvia” es el final del
monólogo que Roy Batti pronuncia en la recordada, y mítica, película. Los
personajes tecno-humanos que pueblan la novela son llamados “coloquialmente” y
con desprecio “replicantes” en clara alusión a la película. De hecho, Montero,
explica precisamente que el nombre dado a los sintéticos se dio en referencia a
“una película de culto del siglo XX”.
Queda clara el homenaje que la autora realiza a la película y, por
algunos detalles aquí y allá, a la novela de Philip K. Dick “¿Sueñan los
androides con ovejas eléctricas?”.
Afortunadamente la novela no es
en absoluto una copia, o un desarrollo, de las dos obras antes mencionados. En
este 2109, después de varias terribles guerras, la humanidad subiste a duras
penas en un mundo de capitalismo no salvaje, sino desaforado. Se cobra incluso
por el aire “limpio” en las ciudades con cúpulas como lo es Madrid. La
protagonista, Bruna Husky, es una
antigua “rep” de combate, reconvertida en detective privado, que se ve envuelta
en una investigación a consecuencia del “asesinato” de varios replicantes y de
sus actos de locura.
En este año se ha hecho contacto
con otras civilizaciones sentientes que tienen embajadas en La Tierra. La
tecnología permite la “tele trasportación” a distancias increíbles y el
ambiente en que viven los protagonistas esta impregnado de alta tecnología,
aunque ésta no difiere demasiado de la actual, si bien es mucho más rápida,
útil y generalizada.
Rosa Montero usa su texto para
profundizar en aspectos tan fascinantes como la muerte; cómo ésta se percibe y
cómo la seguridad de la misma modifica nuestra conducta. Porque los “reps”, al
igual que en la película y la novela, tienen fecha de caducidad. Unos 10 años
es su vida útil. A partir de ese momento degeneran y mueren de un cáncer
generalizado. Indudablemente no es igual
vivir sabiendo el día exacto que vas a morir, que ignorar lo que te depara el
futuro. Es de suponer que esa agonía sólo puede ser, probablemente,
experimentada por alguien que esté condenado a muerte y sepa exactamente cuándo
se va a ejecutar la sentencia. Esa profunda sensación de estar acercándose a la
muerte es la que sufre la protagonista, que tiene la manía recurrente de hacer
una cuenta inversa de lo que le queda de vida, 4 años 2 meses 21 días y así
sucesivamente. Es evidentemente una
condena que se produce al revés que las normales. Esta obsesión es uno de los
motores de la vida de Bruna, pues condiciona sus ganas de vivir deprisa el poco
tiempo que le queda, siempre en comparación con los humanos.
Pero otro de las grandes
preguntas que se hace la autora viene a retomar el tema que se desarrolla en
muchas de las obras de Dick como es la memoria y los recuerdos. En el caso que
nos ocupa, y al igual que ocurre con los replicantes en Blade Runner, para el
desarrollo de estos tecno-humanos es imprescindible que cuando nacen, con una
edad de 25 años físicos, su cerebro esté impregnado de recuerdos que son
positivamente falsos. Los “reps” lo saben pero los valoran como un preciado
tesoro ya que los ancla en la realidad y en la humanidad. No se es nada sin los
recuerdos, y la terrible enfermedad del
alzheimer es buena prueba de ello.
Montero ha desarrollado un texto
muy reflexivo, al margen de su comportamiento como buena novela de género, que
lleva al lector a preguntarse por algunos de los acontecimientos que
actualmente nos agobian. La extrema pobreza, la pérdida de valores, el racismo
y la xenofobia o los cambios de costumbres sociales, se muestran en ese lejano
futuro que sólo es un magnificado presente. A este respecto es curioso que la
autora hable del toque de queda para los jóvenes y en Francia, hace escasos
días, se haya impuesto algo parecido.
Literatura prospectiva ciberpunk
en toda regla.
Publicado originalmente en la revista ScifiWorld
© Alfonso Merelo 2011-2013
© Alfonso Merelo 2011-2013
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