Naturaleza muerta
Victor Conde
Dolmen
15.95 €
Victor Conde, nacido en las islas afortunadas -y realmente es un calificativo que las identifica perfectamente-, es uno de los autores que llevan labrándose un hueco en el panorama del fantástico español desde hace, por lo menos, una década. Se ha fogueado en la mas canónica ciencia ficción como pueda ser la space ópera (Piscis de Zhintra es uno de su personajes clave), pero ha tocado varios registros diferentes dentro del género, saliendo muy bien librado en la mayoría de los casos.
Ahora, nos presenta un libro que se enclava directamente en el género de terror. Su propio título puede darnos una idea de lo que podemos esperar. Una naturaleza muerta, pictóricamente hablando, es lo que se conoce como bodegón: un espacio pictórico en el que los objetos representados carecen de vida. En el caso de esta novela, tal vez, deberíamos referirnos a un cuadro del maestro Salvador Dalí titulado “Naturaleza muerta viviente”.
Conde nos narra los últimos días de la humanidad en la que los “muertos caminan con lo vivos”. Efectivamente, volvemos a encontrarnos con un argumento que aprovecha el fenómeno zombi para introducirnos en una aventura brutal y, en ocasiones, muy desagradable.
La inspiración de Conde está clara, pues Romero, y todos sus seguidores son referentes claros de la historia. Sin embargo en ese sentido, se muestra mas cercano a Jorge Grau y su “obra maestra” No profanar el sueño de los muertos que a otros estereotipos de películas y novelas referidas a los muertos vivientes. ¿Se han preguntado por qué un zombi muere, otra vez, cuando se le pega un tiro en la cabeza?
En este relato no tenemos un punto de partida definido sobre el terrible suceso. Para cada uno de los protagonistas este origen parece ser un origen de todo particularizado. La visión del sacerdote, uno de los mas interesantes personajes, es muy clarificadora sobre el extraño fenómeno
.Si ya decimos que el contexto de la historia es más que conocido, no lo es el desarrollo de la misma y de sus personajes. El recurso al flash back es inevitable en las circunstancias de estos protagonistas; mediante las vivencias del pasado de todos ellos reconstruiremos los últimos días de la civilización humana. Entre todos los protagonistas, media docena escasa, encontramos unos estereotipos identificables para el lector; el sacerdote, la estudiante pija, el machista y su “sumisa” esposa y el científico, un perfecto cabrón, que, en aras de la ciencia, es capaz de acometer los mas desagradables experimentos. Y no podemos olvidar al héroe militar, que en realidad es solamente un pobre hombre ansioso de experiencias bélicas que, por desearlo demasiado, consigue que sus inquietudes queden cumplidas tal vez demasiado profundamente.
Dos premisas fundamentales son las que nos marcan las pautas para disfrutar de esta novela: una reinterpretación, o mas bien una interpretación “cuasi” literal del apocalipsis, y el sutil toque de explicación racional que no satisface del todo al lector aficionado, pero que es suficientemente interesante como para plantearse los porqués de la trama.
Desde varios puntos de vista esta novela supone una ruptura con lo que el autor había escrito anteriormente. Si en algunas historias anteriores había acometido cuestiones sexuales de manera mas o menos explícitas, en esta novela éste se muestra mucho mas cercano. No sabemos si la imaginación de Conde es febril o no , pero hay algunos pasajes, los referidos a las actitudes juveniles de algunas protagonistas, que resultan muy clarificadores de lo que pueden ser posturas de los adolescentes actuales. En cualquiera de los casos, las descripciones son lo suficientemente reales como para atraer al lector para que este continúe hasta el final.
La narración engancha, pese a que algunos planteamientos quedan en el aire como por ejemplo ¿qué significa el metro? Si la premisa del problema es solucionada mediante un recurso válido dentro de la ciencia ficción, la aparición del elemento antes mencionado, el metro de Madrid, en un contexto no habitual, hace que el relato derive hacia otras formas de catalogación.
A los fans del género recomendaríamos un pasaje de la novela en la que asistimos a un parto muy particular difícil de describir. Y si son aficionados al gore, les aseguro que no les defraudará la lectura de esta novela.
Probablemente Conde ha escrito uno de los más lucidos relatos de zombis del panorama español al que sólo se puede reprochar un final definitivamente abierto.
(c) Alfonso Merelo
(c) Alfonso Merelo
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