martes, enero 12, 2010

Alarido de Dios

ALARIDO DE DIOS

JOSE MIGUEL VILAR BOU

EQUIPO SIRIUS

ISBN: 978-84-96554-73-3

400 páginas

PVP 21,06 €



A Vilar-Bou lo conocí como escritor al leer “Los navegantes”, publicada hace un par de años por la editorial AJEC. El descubrimiento de una literatura cercana y fresca, dentro del género de la fantasía, supuso un agradable viento novedoso que despejaba para mi algunos de mis -muchos- prejuicios sobre la fantasía que se publicaba últimamente.

Estaba sinceramente interesado en leer su última producción para ver si su primera incursión había sido un espejismo, un brillo de supernova, o por el contrario, Vilar-Bou, se consolidaba como un excelente contador de historias.

Después de reposar la lectura de Alarido de Dios, me encuentro en un dilema del que no es fácil salir. Por una parte esta nueva novela me ha confirmado al autor como uno de los mejores escritores del panorama español en el campo de la fantasía. Esta afirmación se basa en mi apreciación de que estamos ante un relato que aporta una línea diferente, y atractiva, a lo que viene siendo una literatura fantástica de corte mas clásico. Un lenguaje plagado de anacronismos se hace cercano y atractivo. Lo que en Perez Reverte, en su Trafalgar por ejemplo, resulta una pretenciosidad cursi y absurda, aquí se convierte en uno de los puntos fuertes. Por otra parte encuentro un enorme desasosiego en muchas de las escenas que se reflejan en el texto.

La historia no puede ser mas clásica: un diplomático y un guerrero han de viajar a una región lejana para conseguir alianzas a fin de derrotar a un ejército de “demonios”. Verboék, el último puñal de Ü, y Dedekaér, casado con una de las mujeres mas guapas del Sur, que es el encargado de intentar la alianza con las tierras norteñas y recuperar un objeto de gran poder “la mano d Ü”.

Como puede verse un argumento usado hasta la saciedad. Lo que ocurre es que el autor nos apabulla con ejercicios de metaliteratura, de cambios de puntos de vista, de narradores, de estilo. Pasamos del teatro a la novela más intimista o a la novela romántica o erótica o la novela gore, si es que existe como tal. El viaje, que es iniciático como todos los viaje, es el recurso usado para irnos mostrando a los dos personajes principales y a todos los demás que irán apareciendo. Pero este viaje iniciático lo es mas para los lectores que para los personajes. Descubrimos, con claridad meridiana, como somos los seres humanos, las miserias y los comportamientos mas terribles en las guerras. Hemos de suponer que la experiencia del autor en los Balcanes, le permite opinar con cierta autoridad sobre este tipo de comportamientos.

Los personajes son unos perfectos salvajes, si exceptuamos a Dedekaér, que viven según la ley del más fuerte. Sin embargo, pese a este salvajismo, nuestro autor hace agradables a muchos de ellos a los ojos del lector que espera que ninguno de ellos pierda la vida en alguno de los constantes enfrentamientos y duelos. No son personajes estereotipados sino que encontramos matices de personalidades muy interesantes, sobre todo cuando se producen contrastes entre algunos de ellos, por ejemplo entre la guerrera Estrella, una asesina con glamour, y, el también asesino, Garrote, un patán sin el menor sentimiento. Las sorpresas serán constantes y lo que parecía ser no lo fue nunca.

Porque el lector ha de saber que la novela es muy extremista. Las descripciones de las batallas son de una dureza cruda, como pocas veces he leído anteriormente. Esta descripción sanguinolenta y milimétrica de muchas escenas, hay puro sadismo extremo en muchas de las acciones de los “héroes”, salpican de sangre a todos de manera mas que efectista. Tal vez sin estas barbaridades, muy gráficamente descritas eso si, o con elipsis narrativas, la novela sería para mi una obra maestra.

Lo que queda claro es que la novela es significativamente superior a otras recientes, y que inicia, o mejor continúa, un nuevo estilo en hacer las cosas en España. Si “El niño de los coroneles” de Fernando Marías, me impacto por su rudeza, “Alarido de Dios” mantiene esta tónica e incluso la amplía.

Pero si eliminamos este ligero disgusto, lo que queda es una magnifica y espectacular novela que debe, por sus propios méritos, convertirse en uno de los referentes de las mejores novelas de género del panorama español. Hay que leerla, aunque con temple y sosiego.

(c) Alfonso Merelo 2009

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