Desde que empecé las actividades en estas páginas, esta columna ha
estado dedicada a destacar alguna novedad que a este lector compulsivo le
hubiera parecido interesante. Sin embargo por una vez no voy a recomendar
ningún libro en particular. Esta vez, y
sin que sirva de precedente, voy a intentar hilar un discurso mínimamente
coherente en defensa de la literatura fantástica española.
Esta propuesta surge a raíz de
una discusión habida en las IX Jornadas de Literatura Fantástica de Dos
Hermanas, en la que un asistente opinó que la literatura fantástica española no
estaba a la altura de otras literaturas, concretamente la anglosajona, ya que
él leía sólo en inglés. La verdad es que hubo opiniones encontradas y, entre
otras cosas, se dijo que si sólo leía en inglés ¿Cómo es posible que pudiera
comparar con literatura española si no la accedía a ella? Pero, dejando a un
lado estas interesantes diatribas entre asistentes hay que reconocer que la
frase del interviniente da pie para hacer una reflexión que, genéricamente,
sería: ¿La literatura fantástica española es homologable a la de cualquier otro
país?
Mantengo la tesis, desde siempre,
que los buenos autores de género españoles son tan buenos como sus homólogos
extranjeros. Naturalmente la Revelación Sturgeon dice que “el noventa por
ciento de todo es basura", aunque en otras traducciones se prefiere usar
un término mas escatológico en lugar de basura, por lo que podemos colegir que la
mayoría de lo que se escribe no llega a unos mínimos estándares. En ese caso ¿qué es lo que hace que la frase
“lo de fuera es mejor” cobre sentido, si es que lo tuviera? Sencillamente que
lo que nos llega desde otros países, y centrándonos en la literatura fantástica,
es lo mejor de esa producción. Los editores españoles, que no son tontos,
tratan de ofrecer un producto que sea comercial, esto es que se venda. Por
tanto ese producto ya bien filtrado en origen. Sólo se adquieren los derechos
de aquello que ha funcionado en ventas en el país de procedencia. En España se
editan, en nuestra proporción, tantos buenos y malos relatos como en cualquier
otro lugar, pero aquí sólo vienen filtrados por el propio editor, o a veces ni
eso con las autoediciones, y por consiguiente la probabilidad de encontrar
literatura mediocre es mucho más certera.
Otro factor a tener en cuenta es
la propensión de este país a menospreciar lo que es suyo. Nuestro complejo de
inferioridad es realmente un hándicap que deberíamos desechar lo más
rápidamente posible. Nuestros escritores son tan buenos o malos como cualquiera
del resto del mundo. Este lector recibe textos todos los meses que son buenos,
malos y peores, y naturalmente utilizo un filtro, personal, para ofrecerles a
ustedes lo que yo considero razonablemente aceptable para ser leído. Por eso
puedo afirmar que desde mi punto de vista, de lectura más bien, disfruto mucho
de la literatura escrita por mis paisanos. Es diferente a la anglosajona –que
es la más conocida aquí- , sobre todo en el terreno de la ciencia ficción, pero
en ningún modo inferior a ésta. Además, resulta muy curioso, e interesante,
leer fantasía con rasgos propios. Sin embargo tengo que reconocer que no
comprendo bien por qué los autores
españoles no usan nuestros iconos patrios procedentes de nuestras tradiciones.
Prácticamente en ningún texto he visto utilizar a La Santa Compaña, a las
sorgiñas, a las meigas, a los lobisomes, al hombre del saco, el Coco o al
Sacamantecas, todos muy reconocibles y que podrían encajar perfectamente en
nuestro imaginario fantástico. Tal vez se trate de que en nuestra literatura el
fantástico se abandonó en el siglo XX a favor del realismo, y por consiguiente
nuestros autores actuales solo tienen referentes foráneos.
En cualquier caso, mantengo mi
tesis de origen. No menospreciemos lo nuestro. Démosle una oportunidad. El
fantástico está de moda y el fantástico español en auge, basta con ver el
número de publicaciones siempre en aumento. Los que amamos el género no podemos
permitirnos no leer a nuestros autores porque nos estaremos perdiendo una
visión muy válida del fantástico.
Lean ustedes a nuestros
autores, les reportarán muchas
satisfacciones.
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