viernes, abril 15, 2011

HIERÁTICO


Hierático
Francisco Javier Pérez
Grupo AJEC
Una de las acepciones de la palabra hierático es, figuradamente, persona cuya expresión no deja adivinar sentimiento alguno, alguien reposado y que no exterioriza sus emociones ni sus intenciones. En este contexto la novela de Pérez, y su protagonista, es todo lo contrario. No hay nada en el texto que nos lleve a no expresar nuestros sentimientos. Pienso que ésta es una de esas novelas que se admira o se odia profundamente, sin ningún término medio. Y en mi caso he de decir que ha sido una grata sorpresa el leer este breve texto, apenas 120 páginas, en el que el autor da rienda suelta a una interesante mezcla de novela negra con toques de Philip K. Dick o de William Burroughs, del que se declara admirador y deudor.
Estamos en el siglo XXI en el que Barcelona está convertida en un lugar complicado para vivir. Los polos se han derretido y el agua inunda la ciudad. La historia narra la búsqueda de un aparato, “el Demótico”, que es capaz de traducir cualquier tipo de lenguaje y hacer algunas cosas más. Esta búsqueda es encargada a un curioso personaje, epítome de lo que es un detective de toda la vida –con alguna peculiaridad notable- llamado Aitor Estebowsky. Este detective privado es un expulsado de una organización, una Super CIA, que es captado de nuevo por su ex – agencia para encontrar el aparato traductor.
Lo que hemos comentado anteriormente dan un perfil de novela negra bastante aceptable. Y así es en un principio, pero al ir entrando en las páginas de la novela vamos tomando conciencia de que hay novela negra, sí, y además ciencia ficción de la que nos gusta, de esa que, de vez en cuando, nos aporta algo ligeramente diferente. En realidad no es que estemos ante un escenario novedoso en su totalidad, pero si que los matices, sobre todo en los comportamientos de los personajes, son un agradable cambio –hacia mejor- a lo que estamos acostumbrados.
Este tipo de narrativa, en parte muy experimental, se suele prodigar muy poco en nuestras tierras – Juan Antonio Fernández Madrigal o Joaquín Revuelta serían dos de los autores que usan recursos similares- y convierten al autor en un “rara avis” dentro del raquítico panorama de la ciencia ficción nacional.
Acercarse a esta novela es un ejercicio de introspección especialmente curioso. Si en la primera parte de la misma la acción trascurre casi linealmente, se produce un punto de inflexión en la segunda parte, donde el texto se vuelve tan caótico como su personaje central. No sabemos exactamente en que momento, o en que escenario, se está moviendo nuestro protagonista. En ese elemento Pérez se mueve con soltura mediante un lenguaje lo suficientemente accesible para entender los diferentes estados por los que trascurre la historia.
La corta extensión de la novela hace que algunas cosas no se expliquen detalladamente. ¿En que momento se fue el mundo al traste? ¿Cómo se ha llegado a esa sociedad tan degradada? Sería interesante conocer un poco más de ese mundo caótico, en la mas pura tradición cyber punk, que se ofrece tan desagradable como atractivo por lo que de feísmo supone. La buena ciencia ficción es la que es capaz de despertar al lector reflexiones acerca de. Hierático, desde mi punto de vista, es de esas obras que se recuerdan y que aportan con su lectura algo más que puro divertimento. No quiero decir con esto que estemos ante una obra maestra, pero si con una mas que buena obra con la que nadie quedará indiferente. Una vez mas habrá que felicitar al editor por “atreverse” a publicar obras que son “difíciles” pero necesarias.

Publicado originalmente en la revista ScifiWorld

martes, abril 05, 2011

Muñecas rusas en la Segunda Guerra Civil Norteamericana.


Un hombre en la oscuridad

Paul Aster

Anagrama 2009

Las cajas chinas, o las muñecas rusas, son aproximaciones metafóricas a lo que es la última novela publicada en España de Paul Auster.

Glosar a Paul Auster, autor sobradamente conocido, es un ejercicio de repetición pues los lectores ya tienen una idea muy sólida de lo que es, y representa, en la literatura norteamericana contemporánea. Ganador del premio Príncipe de Asturias de las letras en 2006, es un neoyorquino convencido y muchas de sus producciones se sitúan en esa ciudad, como ocurre con otro de los galardonados con el Premio, Woody Allen en 2002, cuyo amor y defensa de la “capital del mundo libre”, es notoria. La “Trilogía de New York” es una de sus obras mas conocidas que concita tantas adhesiones inquebrantables como odios profundos ya que, en general, este autor es presa de grandes contrastes en la crítica. El ser, además, un cineasta de culto, “Smoke”, “Blue in the Face“ o “Lulú on the Bridge”, guionizadas o dirigidas por él, le da una aureola de hombre del renacimiento capaz de acometer diferentes aspectos del arte con notable acierto en todos ellos. Es, tal vez, mas reconocido en Europa, como le ocurre al antes nombrado Allen, y sus premios concedidos aquí así parecen atestiguarlo:“Culture de Littérature Étrangère pour "The New York Trilogy"”, “Médicis Étranger” por "Leviathan", “Príncipe de Asturias de la Letras” y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lieja.

Auster es un autor que intenta experimentar con la literatura constantemente. Esta novela que comentamos, “Un hombre en la oscuridad” no es una excepción cuando, en lo formal, se muestra sin ningún tipo de diálogos convencionales –los hay, sin duda, pero tienen otra forma-, usando estructuras similares a las empleadas por Corman MCarthy en “La carretera” o Rafael Marín en sus últimas obras como “Detective sin licencia” o “Juglar”. En el texto encontramos la figura del narrador omnisciente, aunque en esta ocasión tiene una doble adscripción: el “dios” narrador y el “dios” creador; el demiurgo que lejos de ser un personaje pasivo se torna decisivamente activo. Porque la novela es claramente metaficcional ya que contemplamos simultáneamente las vivencias del narrador y la de sus personajes, creados para romper su soledad, en una segunda novela que trascurre en un mundo distópico y ucrónico.

La historia es muy sencilla en el fondo aunque muy complicada en su desarrollo. El escritor y crítico August Brill se encuentra en el ocaso de su vida. Su familia ha sufrido una serie de desgracias consecutivas y el mismo se encuentra recluido en una silla de ruedas, conviviendo en la casa de su hija y su nieta. Su única salida, y su expansión diaria, es inventar en su mente historias. Mientras que, mediante unos muy medidos flashbacks, repasamos la vida del autor, éste nos narra una historia que se desarrolla en un mundo paralelo en el que los Estados Unidos están envueltos en la Segunda Guerra Civil. En 2000, la victoria del Presidente Bush ha sido el detonante de la Guerra, ya que algunos Estados no han aceptado la decisión del Tribunal Supremo de validar las elecciones en el Estado de Florida. Nueva York, y otros estados de la costa este, se ha separado del País formando la Unión Independiente. La ciudad ha sido bombardeada contándose por cientos de miles los muertos. Después de ocho años de guerra, llega allí Owen Brick, un mago de fiestas infantiles, procedente de nuestra realidad. Tendrá que cumplir una misión para que esa guerra pueda terminar.

Estamos ante un típico escenario, en la segunda novela, de los más clásicos de la ciencia ficción: mundos paralelos, sociedades ucrónicas y escenarios apocalípticos. Todas estas características se encuentran perfectamente encajadas ya que el lector asiste a la lectura de una historia, alo-historia en este caso, verosímil dentro de su contexto. La ucronía está en el alma de la historia que quiere contar Brill. Ese universo diferente que es el resultado de su insomnio nocturno llenado por las “ensoñaciones” al crear esa sociedad en guerra. Esta segunda novela le sirve de vehículo a Auster para criticar la postura política del Presidente Bush. Es su actitud la que ha llevado a USA a la ruina de una guerra civil metáfora excesiva, tal vez, de las acciones bélicas protagonizadas por USA a raíz de los sucesos del 11 S. Queda claro que los “malos” de la historia es el gobierno unionista. Es él el que bombardea Nueva York y es este gobierno, se supone que ultraconservador, el que está ganando la guerra provocando una matanza de civiles en los estados separatistas. En ese mundo no existió la guerra de Irak, por tanto el marido de su nieta no pudo fallecer en la misma. Es una salida para el escritor de ficción y probablemente para el autor real, aunque el coste sea millones de vida, si bien en la segunda ficción.

Pero la novela no es sólo una cumplida venganza alegórica contra el gobierno republicano, es también, y esta es su premisa argumental más sólida, una reflexión sobre la soledad. Los tres personajes “reales” están decididamente solos y así se sienten y reconocen. Brill, su hija y su nieta, han pasado por trances vitales muy desagradables que a los tres les han dejado hundidos en la soledad. Ni siquiera se tiene a ellos mismo ya que están situados en compartimentos separados independientes unos de otros. La única ligera unión se produce entre el abuelo y la nieta cuando ambos disfrutan del cine que la segunda elige. Porque otra de las características de la novela, y de la obra de Auster en general, es su intertextualidad. Aquí, se nos ofrece la referencia cinéfila en varios episodios, que coinciden, o aprovechan el escenario, con las más tristes reflexiones sobre la soledad. Las películas “Ladrón de bicicletas” de Vitorio de Sica o “Los Cuentos de Tokio” de Ozu, son dos de las que se describen con todo lujo de detalles, haciendo que funcionen como refuerzo forzado hacia el lector del sentido, o sin sentido, de la soledad.

Probablemente “El hombre en la oscuridad” no sea la mejor novela de Auster, aún tiene que escribir alguna mas, pero si que en ella encontrará el lector momentos mas que agradables para leer. La recomendación para todos es pues obligada. Estoy convencido que no defraudará.

© Alfonso Merelo Solá 2008-2010